No lo llame compras, llámelo shopping

Miami, Estados Unidos. La aeromoza empuja. La aeromoza mueve. La aeromoza se limpia el sudor de la frente y otra vez manos a la obra. Como se está tardando, llega el refuerzo: dos compañeras aeromozas que también empujan, mueven y arriman bultos y maletas hasta que por fin. Las cuatro bolsas enormes finalmente cupieron en el compartimiento y, ahora sí, todo el equipaje de mano está en su lugar. Y todo el equipaje de mano, en un vuelo Miami-Caracas, no es poca cosa. Porque la ciudad más importante de Florida es el centro comercial preferido por los venezolanos que pueden costear el viaje. Hasta allá van para comprar ropa, computadoras, televisores, equipos de trabajo, el corral para el bebé, el coche para el bebé, el minigimnasio para el hijo y hasta el cotillón de la hora loca para la boda del hijo menor. Corretean por los malls, pasan días enteros buscando descuentos y cargando bolsas para arriba y para abajo. Juran por sus madres que la cosa vale la pena, que aún pagando pasaje y hospedaje y todo lo demás sale hasta más barato hacer sus compras en Miami que en Venezuela y dan el consejo de los sabios: donde dice SALE usted entra. Las aeromozas de American Airlines lo saben. Las de ese vuelo y las de todos los demás que recorren el puente aéreo caribeño en tres horas y media. Por eso empujan, mueven y arriman con paciencia hasta que todas las compras criollas encuentran su lugar y los venezolanos, después de unos días de sol y shopping, vuelan tranquilos de vuelta a sus casas pensando en qué van a estrenar el día siguiente. Y en el trabajo, el colegio o la universidad, luciendo su pinta nueva, dirán que lo mejor es hacer las compras allá en Miami. Aquí sí, allá no. La cosa es menos sencilla de lo que parece. Hay cientos de malls y calles y avenidas repletas de todo tipo de tiendas. Hay letreros que dicen Sale o Clearance en todas las esquinas y vitrinas regadas por toda la ciudad. Pero los veteranos ya tienen el olfato afinado y no pierden tiempo en lo colateral. Se ponen sus gríngolas y no voltean a ver ni una etiqueta hasta que están dentro de los malls que concentran todo lo que se puede comprar y, casi siempre, a precios de Pepe Ganga. Si se trata de ir directo al grano y no gastar tanta gasolina, el ganador es el Dolphin Mall. A pocos minutos del aeropuerto están las más de 200 tiendas y restaurantes que ofrece el centro comercial que se esmera en ser tan práctico como chic. Los tres japoneses apuntan el puntico que dice Usted está...

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