Ocho notas para pensar la crisis

--Para comenzar, un nombre: Reinhart Koselleck, pensador e historiador alemán, nacido en 1923 y recién fallecido en 2006. Junto con Otto Brunner y Werner Conze, fue coautor de una obra magna, Diccionario de conceptos históricos fundamentales , en la que se desgranan los usos lingüísticos de palabras-conceptos a lo largo de la historia. En su libro Historias de conceptos , desde su ágil y generosa erudición, Koselleck revisa el uso de fórmulas como Progreso, Decadencia, Patriotismo, Emancipación, Revolución, Enemigo, Crisis y otras.

--Dice Koselleck en el ensayo "Algunas cuestiones sobre la historia conceptual de Crisis", que crisis es una voz griega fundamental e insustituible.

Usada por Hipócrates y por otros médicos de la Antigüedad, habla del momento a partir del cual la enfermedad conducía al paciente a su muerte o a su curación. En el uso había algo agónico. Disyuntivo. Se asociaba a pronósticos extremos: victoria o derrota, justicia o injusticia, salvación o condenación, vida o muerte. Proviene de krino , que invocaba la experiencia de elegir, separar, juzgar, decidir entre opuestos.

En el Nuevo Testamento, crisis tiene su equivalente en judicium , voz también inapelable que nos remite a la justicia de Dios, bien sea en la forma del juicio corriente que se incorpora a la vida de los creyentes tras la aparición de Cristo, o en el anunciado Juicio de final de los tiempos. En Atenas o Jerusalén, crisis abarca todas las dimensiones de lo humano en forma de sentencia o de hecho decisivo.

--En el mismo ensayo hay una idea que me parece subyugante: que crisis supone siempre la falta de tiempo. Que el tiempo es siempre insuficiente. Sin este contraste, sin este elemento que acecha a los sentidos, no sería posible comprender el sentido de la crisis. Porque la incertidumbre, el deseo de "adelantarnos" en el tiempo para vislumbrar si la crisis tendrá o no solución, es una lucha con el tiempo, el deseo de ver más allá de lo que nos autoriza nuestra condición humana.

Pero hay más: crisis supone en la modernidad una aceleración de ciertas condiciones. Un agravamiento a velocidad inesperada (un tren que se desplaza a velocidad creciente e incontrolada: he aquí una imagen pertinaz de la crisis). Crisis sugiere no sólo aceleración, desbocamiento, sino también el momentum donde la condición humana se enfrenta a sus límites perceptivos y a su capacidad para reaccionar.

--Koselleck propone tres modelos semánticos que han predominado en el uso del...

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