Los ojos bailan con el arte de Onofre Frías

Lograr que una pintura o escultura transmita lo que se siente al estar en Barlovento o en Tucacas ha sido la principal preocupación de Onofre Frías en los últimos 22 años. Ese es el lapso que abarca la exposición antológica que el artista presenta en el Museo de Arte Afroamericano. La sala principal reúne obras cerradas entre 1990 y 2012. En la selección hay dibujos en blanco y negro, de líneas nítidas, así como una serie de reinterpretaciones que Frías hizo de la colección del museo. Estas últimas piezas se muestran contextualizadas con los Medicine Pots y otras creaciones de 180 o más años provenientes de diversos países de África. La serie tiene 10 años. Onofre Frías estuvo 6 meses haciendo investigación de las piezas africanas en el depósito de nuestra colección. Las dibujó planas y les colocó especies de cuerdas para crear la sensación de perspectiva. Estas pinturas pertenecen al museo y las pusimos en venta. Las estamos sacrificando en este momento porque necesitamos muebles para colocar las 5.000 obras que se exhibirán en la nueva sección, indica Nelson Sánchez Chapellín, presidente de la institución. El sobrio trabajo en blanco y negro contrasta con la obra más reciente del artista: pinturas coloridas con acentos en las texturas y chorreados. Diría que en 22 años de trabajo no he cambiado, sino evolucionado. En el fondo sigo tratando los mismos problemas; hacer propuestas que tengan que ver con el espacio donde he vivido y crecido. Lo hago desde la expresión corporal hasta la música pura, que es el tema que persigo actualmente, señala Frías. El creador solía pintar gente bailando en sus inicios; ahora trata de mostrar el ritmo en sí. En la muestra...

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