Palabras de Oscar Hernández Álvarez. Reunión XXI del Grupo Bologna Castilla-La Mancha. Mar del Plata. Argentina 01 y 02 de octubre de 2012

AutorOscar Hernández Alvarez
CargoSecretario General de la Academia Iberoamericana de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Páginas13-15
13
HOMENAJE A OSCAR ERMIDA URIARTE
Semblanza de Oscar el Bueno, por Oscar el Malo
Oscar HERNÁNDEZ ALVAREZ
Secretario General de la Academia Iberoamericana de Derecho del Trabajo
y de la Seguridad Social
Hace años, tantos que prefiero no decir cuantos, coincidimos en Santo Domingo
como profesores en un seminario de Derecho Comparado del Trabajo Oscar
Ermida Uriarte y yo. Ermida Uriarte iba vestido impecablemente, con su
tradicional terno azul oscuro, corbata bien puesta y cabello engominado. Con
cierto aire de artista de cine argentino de la época de Gardel. Oscar era brillante,
agradable en el trato, pero muy formal y un tanto tímido, lo cual creaba cierta
distancia con los estudiantes. Por mi parte, yo iba a clases como soy, como
ustedes me conocen. Los alumnos, con ese sentido del humor tan propio del
Caribe, nos bautizaron Oscar el Bueno, a Ermida y a Oscar el Malo, a mí. Yo
sabía que Oscar era mucho mejor que yo, pero siempre, no sin dudas, me
agarré a la ilusión de que lo de bueno y lo de malo hacía referencia a nuestra
distinta manera de ser y no a la calidad de nuestras clases. Pero, en fin, fuese
una cosa u otra, los apelativos de Oscar el Bueno y Oscar el Malo se divulgaron,
a pesar de la permanente protesta de Plá, a quien no terminaban de gustar
estas peripecias del humor caribeño.
Bueno y Malo compartimos durante décadas experiencias académicas y de
amistad. Fuimos compañeros junto con il Nonno Pedro Gugliemetti, Carlos
Tomada, Susana Corradetti, y Napoleón Goizueta, entre los aquí presentes, en
el primer curso auspiciado por la Universidad de Bologna y la OIT. Luego seguimos
compartiendo experiencias. Incluso, escribimos juntos un ensayo sobre
subordinación. Recuerdo que cuando comenzamos a trabajar en su casa, Oscar
me dijo, ahora se verá que tan buenos y que tan malos son los Oscares.
Debo decir que Oscar Ermida fue extraordinariamente bueno en su disciplina,
que más que la del Derecho del Trabajo, fue la de relaciones laborales, porque
perteneció a la escuela de iuslaboralistas que concibe a aquél como el marco
normativo de éstas. Pero fue, además, una persona extraordinariamente buena
y generosa. Su sentido de la amistad iba más allá del gusto de compartir con
los amigos, tan propio de los latinoamericanos, pues se extendía al gusto de
colaborar con ellos, en todo aquello en que le fuere posible. Durante una temporada
de varias semanas que pase hace años en Montevideo, Oscar tuvo conmigo un
trato más que amistoso, cuasi paternal. No sólo me abrió las puertas de su
oficina en CINTEFORT, en la cual me ofreció un cubículo, sino que, junto con
Mariza, su fiel compañera, también me abrió las puertas de su casa, en donde

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