¿En qué país estamos?

El hecho de que la sociedad se pregunte acerca de la naturaleza del régimen que se mantiene en el poder es por sí mismo un indicador muy significativo de la situación política venezolana. Ese desconcierto muestra que, a pesar del tiempo transcurrido desde su instalación en 1999, el reconocimiento, o si se quiere diagnóstico, de la revolución bolivariana no ha sido claro, y por ello amplios sectores no logran localizarlo en el mapa político. Concurren varias circunstancias. En primer lugar, la propia estrategia del régimen que hasta hace muy poco ha tenido la habilidad de moverse en dos tableros: por un lado, sostener algunos elementos inherentes al sistema democrático, como el voto popular o las formalidades de la división de los poderes públicos TSJ, CNE, AN, etc.. Por otro, el discurso, que si bien no se ajusta totalmente a los parámetros democráticos, recurre a términos como libertad, justicia, igualdad, y otros que salpican lo que en verdad es un discurso antiliberal y en muchos sentidos antidemocrático. Ese tablero seudo democrático transcurre en paralelo a otro en el que se toman acciones decididamente dictatoriales expropiaciones sin indemnización, violaciones de derechos humanos, persecución y encarcelamiento de los adversarios políticos, control hegemónico de los medios de comunicación, entre otras.Otra circunstancia que incide en esta dificultad para el reconocimiento de las características del régimen es la cultura política anterior. Varias ge neraciones de venezolanos fueron educadas en los va lores democráticos, y se acostumbraron a que las elecciones significaran cambios de...

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