Palo abajo

Cada encuesta registra una caída mayor que la anterior, así haya sido pagada con recur sos oficiales. Aquella frase del tango, cuesta abajo en la rodada, se quedó corta. Maduro ya no rueda. Choca contra el piso, cada vez que intenta subir el palo ensebado del afecto popular. Hace anuncios que son muecas, como el aumento de 30% del salario y la mentira de una inflación de 80%, cuando la realidad anunciada por su odiado FMI, la Cepal, la banca internacional y otros es que la inflación ya habría superado 200%, y la calculada para 2016 sería de 300%. Por eso el BCV no ha publicado las cifras de inflación, escasez y PIB desde enero. Es decir, que ese 30% no alcanza ni para una empanada, ni siquiera para un café, aquel café que Venezuela exportaba desde la Colonia, hasta que el chavismo acabó con los caficultores nacionales, como ha arruinado a nuestros agricultores y ganaderos. Ese aumento se diluye en una cesta alimentaria, para cuya adquisición se requieren ocho salarios mínimos.El rechazo popular a Madu ro ha entrado con fuerza entre quienes tenían la esperanza de una vida mejor. El hambre, la escasez, las colas y la inseguridad los ha convencido de la necesidad de un cambio que los saque de la ruina y de la desesperanza causada por la corrupción y las mentiras oficiales que han convertido la vida de los venezolanos en un infierno.El pueblo ve a los enchufados que pasean ante sus narices en camionetas último modelo, con escoltas y mudados a viviendas lujosas del este de Caracas y de las zonas más caras del país. De modo que cuando el jueves Maduro gritaba: Solo el pueblo salva al pueblo frente a los planes de la oligarquía contra-apátrida de vender Venezuela al FMI, le estaba dando razones al pueblo de por qué hay que darle un parao pacífico, por vía del voto, a tanta mentira.Ninguna oligarquía ha vendido Venezuela al FMI. Ha sido su socialismo a la cubana que nunca fue un mar de la felicidad, sino de hambre y miseria.Debacle en Venezuela es titular amparado en la inflación de 200%; 80% de escasez y 10% de caída del PIB, recién cantadas por el FMI. Grabar ilegalmente a dos admirados venezolanos, como Lorenzo Mendoza y Ricardo Hausmann, lo que prueba es que el régimen gasta más en espionaje violador de los derechos humanos, que en atender las justas solicitudes de productores y empresarios de los dólares necesarios para adquirir los insumos que les permitan producir alimentos, medicinas y partes, que el inepto gobierno no produce, a pesar de...

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