Partidas de matrimonio

Para Epa Uno piensa que nada está ocurriendo alrededor, que la flecha de Zenón vuelve a dispararse en el país venezolano negando el movimiento. ¡Pero no es así! Por debajo, el río continúa arrastrando su caudal de manera contínua, persistente, imperceptible a nuestra mirada. Observemos, por ejemplo, lo ocurrido con la mujer venezolana durante el siglo XIX y XX. La partida de matrimonio de la abuela de mi mujer Belén, al mencionar su profesión, dice: Oficios propios de su sexo. ¡Al leerlo, siente uno cierta crispación! La partida de matrimonio de la madre de mi mujer, expresa: Oficios del hogar. La de mi matrimonio con Belén, en cambio, establece que ella es: maestra de danza, es decir se le reconoce a la mujer una profesión, un desempeño distinto al oficio de ama de casa o al ominoso destino a que la condenaba su sexo.Algo ha ocurrido porque la mujer ha conquistado lugares en los que se desempeña, acaso con mayor decisión y fortaleza que muchos varones. Inés Quintero en su ensayo titulado Itinerarios de la mujer o el 50% que se hace mitad publicado en Venezuela siglo XX, Fundación Polar, recuerda que en 1523 un teólogo llamado Juan Luis Vives, un ser para mi gusto, patético y terrorífico, escribió una Instrucción de la mujer cristiana dedicado a Catalina de España, reina de Inglaterra en la que consideraba la castidad en la mujer como su virtud principalísima. Igual pensa ban san Agustín y otros padres de la Iglesia. De la castidad, para Vives, derivan como es de suponer, todas las demás virtudes de la mujer, a saber: humildad, mesura, frugalidad, moderación en el gasto, la diligencia en los quehaceres domésticos, el culto de la religión, la mansedumbre y la honestidad pero también sus opuestos. El mandato de Vives resultó seminal porque produjo en Venezuela consejos similares. A don Feliciano Montenegro y Colón, se le ocurrió dar Lecciones de buena enseñanza moral y a Egidio Montesinos en 1896 unos Consejos de un padre a sus hijos, entre numerosos mandamientos similares publicados durante años por gentes de muy condensada moralina.No había escapatoria para la mujer: oficios domésticos...

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