Pensamiento y vida: la 'guía' zambraniana.

AutorRivara Kamaji, Greta
CargoMar

Resumen

El artículo explora algunos aspectos del pensamiento de la filósofa española María Zambrano. Una de las preocupaciones centrales de su filosofía es la relación entre pensamiento y vida. Zambrano considera que las formas tradicionales, ortodoxas y canonizadas de expresión filosófica suponen un olvido de la vida, una separación entre vida y pensamiento. Este es el punto de partida de su crítica al racionalismo moderno. Desde esta preocupación, Zambrano trata de hacer una re-lectura de la historia del pensamiento filosófico para buscar en sus márgenes formas de expresión, que si bien en ocasiones no han sido reconocidas como plenamente filosóficas, podemos extraer de ellas precisamente formas de expresión filosófica cuyo eje radica en mantener el vinculo entre pensamiento y vida. Entre esas >, Zambrano revisa la > y de ello se encarga el artículo.

Palabras clave: vida, pensamiento, guía.

THOUGHT AND LIFE: ZAMBRANO'S >

Abstract

The paper explores some aspects of the Philosophy of the Spanish thinker María Zambrano. One of the principal preoccupations of her Philosophy is the relation between thought and life. Zambrano considers that the traditional, orthodox and canonized ways of philosophical expression mean an oblivion of life, a separation between life and thought. This is the central aspect of her critic to the modern rationalism. Zambrano attempts to make a rereading of the History of the Philosophy in order to search marginal ways of expression that we haven't recognized as truly philosophical expressions. One of that expressions is the >, an expression that makes no separation between life and thought.

Key word: life, thought, guide.

Sabemos que a partir del racionalismo moderno y fundamentalmente con éste, se ha privilegiado al sistema como la forma más pura de expresión filosófica. La tradición metafísica había glorificado al método y con éste al sistema. En la modernidad, la idea de sistema no fue sino una consecuencia de las filosofías de la subjetividad.

En la medida en que se convirtió al mundo en un objeto para la representación de un sujeto y en la medida en que el sujeto --de conocimiento-- es el parámetro de todo conocimiento objetivo de la realidad y el fundamento último de toda certeza, el mundo se reduce a él de modo tal que la idea de sistema es el correspondiente exacto de la idea moderna de sujeto. El mundo aparece como un sistema que el sujeto puede captar, medir, calcular, regular, más aún, es necesario que en las filosofías de la subjetividad el mundo se convierta en sistema pues sólo como sistema el sujeto puede dar cuenta total, objetiva y verdaderamente del mundo. Que el mundo se convierta en sistema sería una necesidad para sostener y fundamentar al sujeto puesto que, si éste ha de explicar la totalidad de lo real, conviene que lo real sea precisamente una totalidad medible, capturable, un paquete definible.

La forma más pura, señala María Zambrano, en la que la idea de sistema se ha presentado, ha sido justamente en los racionalismos idealistas, paroxismo de todo racionalismo puesto que ahí, más que nunca, el sujeto da cuenta de la realidad de principio a fin porque la ha convertido previamente en un sistema claramente delimitado.

Con la idea de sistema, tenemos, entonces, la culminación de la idea de que el sujeto y el conocimiento son el centro absoluto del universo, centro a partir del cual todo se explica y todo se entiende; el mundo se reduce a la voluntad del sujeto, el ente sólo es válido en la medida en que el sujeto puede o no garantizar so objetividad, su cognoscibilidad; es la realización moderna, ilustrada de la idea del hombre como centro y fundamento al cual se reduce el ser de las cosas (1). Sin embargo, luego de la crisis de la razón, la idea de sistema, como sabemos, ha sido cuestionada. Retornando esta línea de cuestionamiento que la filosofía tomó sobre sí, sobre todo a partir de Nietzsche, Zambrano se preguntó si es posible seguir identificando sin más a la filosofía con el sistema pues, además, en la historia de la filosofía no siempre el sistema ha sido la única forma de pensar la realidad.

De hecho, para María Zambrano, muchas filosofías, muchos saberes aun cuando hayan sido excluidos por las formas puras de la filosofía, habían ensayado la reflexión filosófica de distintas maneras y no necesariamente como sistema.

Para esta autora es importante recurrir a esa tradición para nutrirse de ella y abonar elementos importantes a la crítica de la idea de sistema pero también para contribuir a crear formas de expresión y reflexión filosófica válidas al margen de la idea de sistema. Una de las formas de expresión filosófica que Zambrano ha analizado y rescatado como una forma no sistemática mas no por ello no filosófica y que estrechó sus fronteras con la literatura, es la confesión, por cierto, muy cara a la tradición del pensamiento español. Otra de las formas de expresión que Zambrano ha rescatado como ejemplo de otros modelos de filosofía ha sido la epístola, también los breves tratados, las consolaciones; muy cercanas a esa filosofía, la estoica, que se pretendía lejana a las formas abstractas del sistema, de la escolaridad y, por ello, más cercana a la vida, a la vida del ser humano.

Zambrano ha realizado una extensa y profunda reflexión de estas filosofías > como la estoica, en las cuales la razón abandonó sus pétreos recintos conceptuales para descender sobre la vida y hacerse accesible. Además de estas otras formas de filosofar, Zambrano rescata la >, también muy cara a la tradición española.

Lo primero que señala es que ha habido formas de pensamiento que la propia filosofía ha considerado más bien como formas doctrinarias y no como formas de conocimiento y con ello hace una de sus operaciones favoritas: dividir, excluir, dicotomizar, minimizar. Estas otras formas, dice Zambrano, no han llegado a la forma de sistema pero no por deficiencia sino porque no lo requieren; así la guía, la cual > (2)

De hecho, señala Zambrano, estas formas se han colado siempre en la tradición filosófica, incluso en la propia modernidad, en su momento temprano, en un renacimiento en el que, ciertamente, la filosofía fue prolífica en diálogos, meditaciones...

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