El petróleo daba para todo y nunca se pensó en ahorrar

Hay un síndrome holandés que se padece en Venezuela y del que pocos hablan. La enfermedad, sin embargo, no se sufre en el cuerpo. Es el bolsillo del ciudadano común el que se ha visto afectado desde hace varias décadas.El mal holandés al que se ha ce referencia es el nombre que se le asigna a las consecuencias dañinas que trae el aumento significativo de los ingresos en divisas de un país. Un fenómeno que se descubrió en los años sesenta, que si bien no se relaciona con el descubrimiento de algún recurso natural, puede ser el resultado de cualquier hecho que genere grandes entradas de divisas, como un notable repunte de los precios de un recurso natural. Es decir, el retrato de Venezuela en los años setenta.Carlos Oteyza se ha propues to recorrer la historia del petróleo en Venezuela en una trilogía documental que llamó El Reven tón . Su más reciente entrega re gistra con una mirada crítica la evolución de la industria desde 1975, época de la nacionalización, hasta 1999 con la llegada de Hugo Chávez al poder.Al venezolano medio no le interesa o desconoce sobre la explotación petrolera y su impacto real sobre la economía de todos. Nunca se preocupó en saber a fondo. Siempre nos dijeron que era un recurso que se iba a acabar pronto. Úslar Pietri habló de sembrar el petróleo por esa misma razón, porque pensábamos que no duraría y debíamos aprovechar para invertir. Pero la historia nos jugó al revés. El petróleo se ha mantenido, y nos ha mantenido. Fue un error ser tan despreocupados, afirma el documentalista quien reflexiona sobre el endeudamiento, la economía rentista y el despilfarro que ha soportado el país.Pero en El Reventón III tam bién se muestran los avances que hubo en la...

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