Prepararse para el parto en un salón de clases

A las 6:30 pm siete barrigonas entran en fila india al auditorio. Unas toman la mano de sus esposos, otras acarician su vientre y sólo unas pocas conversan. Visten pantalones deportivos y cómodas camisas que se ajustan a la variada gama de panzas: desde las redondas y prominentes, pasando por las pequeñas y puntiagudas, hasta las más incipientes protuberancias. Dentro del recinto Trina Pati ño, instructora del taller, espera a sus 14 alumnos que durante 5 horas aprenderán trucos sobre el parto. Los participantes acomodan sus pertenencias sobre las sillas y se descalzan para el calentamiento. La actividad se asemeja a una clase de educación física escolar. Algunos se alborotan y se distraen mientras se dicta la rutina: Caminen de puntas, Ahora con el talón, Más lento. Al cabo de unos minutos con ayuda de la música instrumental las parejas se concentran en los ejercicios. Atléticas barrigonas. De cin co a diez kilos de más tienen las primerizas que se desplazan enérgicamente en el salón. La elasticidad que exigen los estiramientos desmiente la creencia de que estar embarazada es una condición que requiere guardar reposo. A estas mujeres les trae sin cuidado el peso extra que llevan a cuestas. Entienden que a través de las prácticas entrenan su cuerpo para facilitar el alumbramiento. Deisy De Abreu Âla más avan zada en la gestación y Elaiza Simmons Âen su sexto mes son dos de las primerizas que ejercitan, sin pena alguna, en posición de rana. Sí, así mismo como un anfibio se mueve de un sitio a otro con las extremidades flexionadas, recorren el espacio con las piernas encogidas y con los glúteos casi rozando el suelo. Sólo cuando llegan a la meta y se levantan se ven un poco adoloridas. Eso es una contracción, di ce Patiño refiriéndose al efecto que causa la caminata de cuclillas. Los papás que también hacen el ejercicio Âaunque con menos destrezaÂ, se miran entre ellos con cierta telepatía preguntándose: ¿Cómo hacen esto con una barriga? Al compás de Juan Luis Gue rra los ejercicios se tornan más dinámicos. Cual bailoterapia, mamás y papás se colocan las manos en la cintura, separan flexionan las piernas y mueven circularmente las caderas. Luego a las colchonetas. Ca da pareja se junta para realizar los ejercicios de estiramientos y respiración. A unas les cuesta más que a otras, pero la instructora las anima. El papel del esposo es vital porque aprende a masajear la parte baja de la espalda para aliviar el dolor cuando llegue el gran día...

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