Presentación

AutorEdison Lucio Varela Cáceres
Páginas13-20

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Tan solo hombres de esta fe y de este temple espiritual, son los elegidos para dejar huella indeleble e impulsar los destinos históricos de nuestra humanidad doliente, hacia metas de renovación perenne.

Lino RODRÍGUEZ-ARIAS BUSTAMANTE

Embargados por la emoción presentamos un nuevo número de la Revista Venezolana de Legislación y Jurisprudencia, en esta nueva etapa «mixta» con un pequeño tiraje -fundamentalmente destinado a las bibliotecas públicas- y digital, que esperamos sea corta y si tiempos favorables lo permiten regresaremos pronto a estar en nuestro sitio predilecto: los estantes y escritorios de nuestros lectores.

En esta oportunidad ofrecemos un número muy especial, que tiene un origen anecdótico, a saber: cerrada la convocatoria para el Nº 7 (homenaje al profesor PEÑA SOLÍS), la Dra. DOMÍNGUEZ GUILLÉN, siempre entusiasta, nos interrogaba sobre cuál sería la temática del próximo número, partiendo del supuesto de que deseábamos continuar rindiendo homenaje a grandes juristas. En ese momento algún estimulo nos trajo a la memoria el relato que cuenta el profesor PLAN-CHART MANRIQUE, según el cual en una cena en Madrid en el ya remoto 1980, junto a varios miembros del Tribunal Constitucional que habían tenido una estadía en la Universidad Central de Venezuela -GARCÍA-PELAYO, RUBIO LLORENTE, LA TORRE, BRAVO GALA yMARTÍN RETORTILLO-, le comentaba a título de broma, a un ministro español presente, «que España y Venezuela debieron firmar un acuerdo por el cual España nos enviaría profesores y nosotros le devolveríamos magistrados del Tribunal Constitucional»1. El episodio generó

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alegría entre los presentes y a mí me llevó a la reflexión sobre esas décadas pletóricas de progreso que proyectaba nuestra Universidad. Al mismo tiempo, había descubierto la magnífica obra del profesor LOIS ESTÉVEZ que también fue profesor de la Universidad Central de Venezuela, a lo que se añadía mi antiguo deseo discipular de preparar un merecido homenaje a mi profesor RODRÍGUEZ-ARIAS BUSTAMANTE, destacado catedrático de la Ilustre Universidad de Los Andes.

Es fácil concluir que los anteriores elementos tenían un punto de feliz encuentro: todos los evocados eran españoles y, a su vez, se habían destacado como profesores universitarios en Venezuela. Así brotó la idea de preparar un número homenaje a los profesores españoles del siglo XX que se incorporaron a la vida universitaria del país aportando toda su ciencia y cultura para el fortalecimiento y avance de nuestra patria.

Entonces, una vez planteada la idea al Consejo Editorial y recibido su beneplácito, se emprendió la tarea de delimitar la lista de los profesores a homenajear, para ello se comisionó a varios amigos de la Revista con el fin de que recomendaran los personajes más destacados en las distintas áreas del Derecho.

Tal actividad produjo una lista de catedráticos, de una variedad interesante, pero, como toda lista, llena de cimeros peligros. Ya lo comentaba CABALLERO: siempre «se corre el riesgo de que hasta la más elefantíaca memoria deje per-dido entre sus meandros algún nombre; en cuyo caso nadie pensará que sea tan solo olvido, todo el mundo podrá atribuirlo a prejuicio o a mala intención»2.

Por lo dicho, no queda más que reconocer que la nómina que aquí se presenta es subjetiva, y ello es así por la razón que ha privado el criterio «afectivo», con lo que se quiere revelar que se ha tomado como punto de partida, fundamentalmente, aquellos testimonios que evidencian el establecimiento de relaciones emotivas entre maestro y discípulos; porque, en síntesis no se trata

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solo de destacar una obra tangible y henchida, sino de agasajar aquellos juristas que por su faena se ubicaron en el pináculo profesional el cual no es otro -a nuestro juicio- que el haber edificado «escuela», entiéndase, haber formado diversos alumnos que continuaran la tarea emprendida y eso es lo que más destaca en los homenajeados, que tuvieron una continuación en jóvenes «aprendices» que hoy son catedráticos reconocidos, con independencia de si su estadía fue en cursos vacacionales, años sabáticos, décadas o hasta el fin de sus días terrenales.

Así que nuestro listado se honra con los siguientes nombres, expuesto de forma cronológica según la fecha en que inicia su participación académica en nuestro país: Joaquín SÁNCHEZ-COVISA (1944), Luis JIMÉNEZ DE ASÚA (1944), Antonio MOLES CAUBET (1947), Luis María OLASO J. (1955), Manuel GARCÍAPELAYO (1958), Francisco RUBIO LLORENTE (1959), Ángel CRISTÓBAL MONTES (1959), Sebastián MARTÍN-RETORTILLO (1964), José LOIS ESTÉVEZ (1967), Lino RODRÍGUEZ-ARIAS BUSTAMANTE (1969)y Ramón MARTÍN MATEO (1971)3.

Es verdad que los aportes de los anteriores catedráticos son enormes en cantidad y calidad, pero al mismo tiempo no se puede negar...

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