Prevenir

18 de junio de 1815. Waterloo. Derrota definitiva de Napoleón, uno de los hombres más violentos de la historia. Casi dos meses después, el 16 de agosto, nacía en medio de la pobreza, producida también por esa violencia, su antípoda, un humilde campesino, Juan Bosco. Dos bicentenarios que nos hacen pensar.Don Bosco es bien conocido como educador de los jóvenes pobres y abandonados, pero poco en cuanto a sus relaciones con la violencia juvenil. Y sin embargo, de ellas surge su dedicación educativa. Es precisamente durante sus primeros cinco años de sacerdote, entre los 26 y 31 de edad, en los que establece permanentes contactos con las cárceles de Turín, cuando surge en él la decisión de dedicar a ellos su vida. Turín, entonces, es una ciudad que está iniciando su revolución industrial.Sus calles pululan de jóvenes campesinos pobres, como el mismo Juan, emigrados en busca de un trabajo que no encuentran, vagando por ellas desorientados, hambrientos y muchos entregados al delito, incluido el asesinato.Las cárceles de Turín son las clásicas del siglo XIX. Don Bosco habla de guardianes y centinelas, de puertas de hierro que se cierran, de rejas y cadenas, de oscuridad, aire corrompido, hediondez, peleas mortales entre presos y toda clase de males. En ellas encuentra también a muchachos condenados a la horca por sus delitos. En la calle empieza a tomar contacto con los jóvenes en peligro de caer en el crimen. Los reúne donde puede...

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