El profeta desconocido del ciberespacio

David Gelernter, profesor de la Universidad de Yale, ya está destinado a ser recor dado como el hombre casi asesinado por el Unabomber. Tras una dolorosa recuperación, el académico fl oreció como un conservador crítico social y continuó su vocación personal por la pintura. También escribió libros sobre temas tan diversos como el futuro de la tecnología, el signifi cado del judaísmo y la Feria Mundial de 1939. Hoy, las oportunidades aún revolucionarias de la informática vuelven a ocupar un lugar central entre sus variados intereses. Para él, Facebook y Twitter son la realización parcial de algo sobre lo que él ha estado escribiendo y pensando desde principios de la década de los 90, una evolución de Internet en una forma mucho menos caótica y más útil que la de hoy. Su término preferido es lifestream, que en español sería algo así como corriente de vida. Gelernter y la ingeniera en sistemas y escritora Eric Freeman acuñaron el término para describir un fl ujo cronológico de documentos que funciona como un diario de su vida electrónico; cada documento que crea y cada documento que otras personas le envían es almacenado en su `lifestream?. Como se llame, el ciberespacio tal como existe hoy necesita una puesta a punto. La profecía es algo natural para Gelernter. En algunos círculos se le atribuye haber acuñado también el término la nube. Pero lo que a él le preocupa es la defi ciencia de nuestras convenciones y prácticas para organizar la impetuosa y creciente matriz de objetos digitales que pueblan el ciberespacio. Con respecto a la computado ra personal, Gelernter dice, el sistema de archivos ya estaba roto a principios de los 90. Los espacios para los nombres estaban satura dos. Yo estaba harto de inventar nombres como nsfproposal319. El sistema de archivos se superpobló y la gente comenzó a llenar de íconos sus escritorios. A esa complejidad pronto se sumó la complejidad de la web, la masa de objetos digitales que conocemos hoy, conectada por medio de hipervínculos pero organizada de una forma que no es satisfactoria para nadie, excepto quizás sólo para Google. La actual forma de la web tiene la misma forma que el hardware de Internet, dice Gelernter. El hardware de Internet es un montón de computadoras conectadas entre sí en una telaraña con forma de nada. Internet en sí misma es un montón de sitios web hipervinculados en una telaraña en forma de nada, explica. La incapacidad de Internet para organizarse en una metáfora más útil es...

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