Mi querido hijo

El celebrar el Día del Padre me ha hecho pensar mucho en ti, también en mi padre a quien mucho quise y admiré.Cuando escribía esta carta sentí que estaba hablando con él, que él se dirigía a ti. No me extrañó oír su voz hablándome de la lucha de su familia por una mejor Venezuela.Le oí relatar los horrores de las cárceles gomeras, las penurias de la abuela, de sus hermanos, los escapes de los esbirros y la soledad del exilio. Lloré al recordar cuanta lucha signifi có y cuan fútil parecen hoy a quienes no tienen en su alma un sueño idealista.Hoy la patria pareciera ha ber retrocedido al abrazar con fuerza la barbarie venezolana que tan bien describió Rómulo Gallegos. Solo que peor, pues aquella era auténtica y la de ahora es extraña por ser importada.La codicia, el apetito voraz por el poder y el dinero han hecho de nuestro pobre país un charco tan oscuro que el petróleo luce cristalino por comparación.Esta tierra siempre ha tenido la suerte de generar hombres de valor y principios, hombres que desde nuestras gestas emancipadoras acometieron sus tareas con compromiso y desinterés, como lo exige el verdadero amor a la patria.Tú eres uno de esos hom bres, siempre presto a la construcción de sueños, atreviéndote a convertir las ideas en realidades.Haces eso con tal dedicación que muchos siguen tu ejemplo y tu llamado.Enfrentas las adversidades con tal valentía que muchas veces te toman por Quijote. No, no eres ningún Quijote, eres un Alonso Quijano.Por ser tú un hombre con los pies en la tierra te pido hoy como tu padre un regalo, te pido que depongas esa muy ejemplar demostración de entrega como es la huelga de hambre y regreses a la normalidad biológica en la injusta...

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