Yo quiero hacer una literatura de mi tiempo

Élmer Mendoza Culiacán, 1949 escribe sobre su tiempo, su tierra, su realidad. Con su literatura se apropió de un lugar, de un lenguaje y de una forma: Sinaloa, el habla de la calle y el género policíaco. Fue finalista del Premio Dashiell Hammett 2005 con Efecto tequila y recibió el Premio Tusquets de Novela 2007 por Ba las de plata . Mendoza creó al de tective Edgar Zurdo Mendieta, personaje cuyas andanzas ya han sido traducidas a siete idiomas.Este escritor mexicano es reco nocido como uno de los precursores de la narcoliteratura y por su trabajo de incorporación del lenguaje de la calle a su literatura.Federico Campbell, crítico de su país, ha dicho que Mendoza es el primer narrador que recoge con acierto el efecto de la cultura del narcotráfi co en México.Mendoza comenzó su carre ra literaria a los 30 años, cuando publicó su primer libro. Aunque era lector y escribía cosas, estaba metido en otra área del trabajo humano. Ingeniero electrónico, era empleado de una transnacional. Hasta una noche en que llenó un cuaderno de cien páginas, no durmió y cuando amaneció se dijo voy a ser escritor. Abandonó la ingeniería y decidió estudiar.Tuve que renunciar no sólo a la empresa sino a la profesión para poder dedicarme a la literatura. Me inscribí en la UNAM para estudiar Lenguas Hispánicas y aprender otras cosas que necesitaba aprender. Entre risas Mendoza cuenta que en ese momento se preguntó qué necesitaba para ser un buen escritor, y yo mismo me respondí que tenía que estudiar literatura.A la vocación lectora llegó a los 9 años, en la escuela primaria.Cuando fui a la escuela me había retrasado tres años. Estaba muy ansioso porque viví mucho tiempo con mis abuelos y en un momento mi abuelo me entrega a mis padres. Me entregó justo el día de las inscripciones. Y mi madre decidió que la acompañara a la escuela para inscribirme.En mi grupo había un niño más grande que yo, que ya sabía leer, él había llegado hasta tercer grado pero en una escuela en la sierra, y no le habían permitido inscribirse en su nivel y lo mandaron a primero. Era mi compañero de banca y él le puso mi nombre a mi cuaderno. Cuando el maestro nos enseñó la A, yo la ubiqué y la usé inmediatamente. Tenía urgencia por usar el lenguaje, el alfabeto.Ahora que soy escritor pienso que esas son señales.Otro día mi padre me tenía que comprar un libro y me llevó a buscarlo. Nunca he olvidado el dibujo de la portada. Ese fui mi primer contacto con el discurso escrito.En su adolescencia...

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