La reconciliación que Maduro no puede vetar

E l 8 de enero, tres días antes de que se formalizara la presentación del proyecto de ley de amnistía ante el nuevo Parlamento, el presidente Nicolás Maduro jugó posición adelantada: En la guarimba se cometieron graves delitos de lesa humanidad, imprescriptibles de acuerdo con la Constitución. No aceptaré ninguna ley de amnistía, porque se violaron los derechos humanos. Así lo digo y así me planto. Me podrán enviar mil leyes, pero los asesinos de un pueblo tienen que pagar.Más allá de los hechos ocurridos durante el convulso año 2014, en el que ocurrieron más de 3.000 detenciones en protestas y a los que el presidente se refiere como la guarimba, la ley de amnistía promovida por la mayoría de diputados opositores que ahora integra la Asamblea Nacional y presentada el martes junto con familiares de presos y perseguidos políticos propone no menos que la reconciliación nacional. Si queremos que Venezuela vuelva a ser modelo de democracia, de respeto a las ideas distintas y de tolerancia; si queremos hacer cesar las divisiones maniqueas entre ciudadanos, impulsadas desde el Poder sobre la base de sus preferencias políticas, este capítulo oscuro de nuestra historia debe cerrarse, se lee en la exposición de motivos del proyecto.Reparar todos los abusos cometidos o fomentados por el chavismo desde que ascendió al poder en 1999, como un requisito para alcanzar la paz en el país, no es una tarea fácil. Algunos casos están enmarcados en sutilezas judiciales y tienen una espesa capa de olvido que remover. Para la mayoría de los analistas no se ha logrado un reconocimiento básico de la comisión de excesos por parte de los presuntos responsables que permanecen en posiciones de gobierno.En esta reconciliación, sin embargo, no es posible el veto de Maduro, menos aún después del cambio político que comenzó luego de las elecciones del 6-D.Una selección de 41 hechos que abarcan un abanico de casi dos dé cadas de conflictividad, en la que resaltan múltiples protestas, encarcelamientos, persecuciones, agresiones, despidos, acoso judicial, exilios forzosos que involucran a unas 25.000 personas, es parte del inventario de atropellos y el ejercicio de memoria que suponen los procesos de amnistía. Pueden resultar dolorosos si se advierte el riesgo de sufrir cualquier tipo de vejámenes, sin descartar extremos como la tortura y la prisión indefinida, por el simple reclamo de derechos básicos o la más mínima expresión que moleste al gobierno.En este país se volvió...

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