El regreso del Chúnior

El regreso triunfal a la acción de Gustavo, el Chúnior, ahora convertido en guía de viajes que atribuye a un tal Peter Cantropus Erectus la construcción del monumento de Stonehenge ideado para colgar chinchorros y que cita a personajes histó ricos de la monarquía británica como Isabel Palito Palito y el rey Quinegua King Edward, ha sido lo más memorable de las primeras dos emisiones del nuevo programa humorístico dominical de Televen, Misión Emilio. También la creación del choro caraqueño envalentonado que, en pleno atraco, se asusta cuando le asoman el tema de la vida en el más allá. No es casual: si un aspecto de Emilio Lovera ha colindado siempre con la genialidad, es la habilidad para captar, diseccionar y mitificar arquetipos populares y fácilmente reconocibles de la sociedad venezolana. En este caso el locutor de voz engolada que presume de una cultura ge neral que en realidad es de pacotilla el tipo de persona que dice yo soy tu fans, en vez de tu fan y el malandro caraqueño que en el fondo tiene su corazoncito de Robin Hood. Allí es donde se nota que Lovera ha pateado calle y que en algún momento de su vida se transportó en camionetas por puesto y escuchó emisoras salseras de radio. Hacia allí debería apuntar Misión Emilio y sacrificar las pretensiones de un humor un poco más internacional reflejado en sketchs que no funcionaron tanto. Por ejemplo, Cocinando con el Chancho, segmento de gastronomía protagonizado por un luchador mexicano en mascarado, que quizás hace recordar demasiado al chef Hermo de Qué Locura Venevisión, el falso telediario Noticias CDLM ¿adivina las siglas? o la imitación de Barack Obama. En las entrevistas han aflorado momentos gratos: Érika de la Vega haciéndose de la guitarra para cantar Perla negra de Yordano o Luis Chataing preparando un rol...

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