Reunión urgente de condominio

Algunos amigos míos, lectores de los artículos que publica El Nacional, saben que chismoseo las intríngulis del condominio donde resido. Allí conviven parientes del rector París, del diputado Vivas y una amiga muy cercana a una de las amantes ocasionales del tipo, sí del tipo aquel. Punto. El edificio queda en El Cafetal. Bueno, no nos habíamos reunido desde la victoria del 26 de septiembre. A buena curda agarró la se ñora Lucía. Estaba irreconocible. El doctor J. Paiva tenía los ojos más rojos que camisa chavista. Fuegos artificiales y todo. Lo malo fue, no lo sabíamos, que Condominios Chacaíto CA, empresa que administra el edificio, facturó la fulana fiesta como si hubiese sido en la discoteca Marquee de Nueva York. Bueno, vamos a lo nuestro. El primer cuento que les tengo es que la conserje renunció, se fue de regreso a Colombia. Dijo que el peso colombiano estaba a cuatro bolívares. Una devaluación catastrófica, espeluznante, vergonzosa. De siete pesos por un bolívar en antaño, a cuatro bolívares y que fuertes por peso es una desgracia, sobre todo para los colombianos que trabajan en Venezuela. Poco tiempo después llegó, como conserje y recomendada por mí, una señora que, para desgracia nuestra, fue invitada a los 15 días de su instalación en el edificio, a un consejo comunal hiperchavista. Qué vainón nos echaron. La conserje y su esposo ganaban sueldo mínimo cada uno. Tenían vivienda gratis de 2 habitaciones. No pagaban electricidad, ni agua, ni gas. La televisión por cable era extensión de un vecino de buena voluntad y le pagábamos la renta básica del teléfono. Pues, qué sorpresa, después de asistir al consejo comunal nos pidió bajo amenazas de expropiación: 1 50% de aumento. 2 Seguro privado para toda su familia. 3 Bono de transporte y de seguridad. 4 Cestaticket. 5 Transporte escolar para sus hijos. 6 Uniformes...

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