Salir del clóset

Mientras en el Reino Unido la Cámara de los Comunes aprobaba por apabullante mayoría la legalización del matrimonio homosexual, en China, al mismo tiempo, un escándalo de grandes proporciones en torno al matrimonio de dos de un mismo sexo recorría las redes digitales. Un profesor de Historia jubilado y un repartidor de bidones de agua se casaron en Pekín en una ceremonia legalmente inválida y retransmitieron su boda en vivo por Internet. La celebración considerada indigna por un hijo varón de uno de los miembros de esta pareja terminó en bronca cuando el joven agredió a los invitados a los esponsales de su padre con otro hombre. Weibo, la versión china de Twitter, fue la que acogió la cuenta del microblog Amor de dos abuelos viejos. El solo hecho de tratar este incidente en la red de Internet le trajo a sus dueños en las primeras horas decenas de miles de seguidores y comentarios a granel. Los progresos en esta materia moral y legal han sido lentos en los últimos años en el país asiático, pero avanzan consistentemente. La homosexualidad fue despenalizada en 1997 pero continuó considerándose una enfermedad por la Sociedad Psiquiátrica china hasta 2001. Lo interesante es que los argumentos esgrimidos por defensores y detractores de este tipo de uniones se diferencian notablemente de los que se aducen a favor o en contra en la sociedad occidental. El peso de las costumbres familiares en China es muy superior al que le otorgamos en nuestros países de tradición ibero-católica y, por ello, el temor a la desaprobación paterna y materna es mayor en China que el resquemor occidental ante la exclusión social. De hecho, para satisfacer a los padres chinos el...

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