Violencia en El Salvador descendió gracias a pacto entre bandas criminales

Cua ndo Maur icio Fu nes a su m ió la presidencia de El Salvador en 2009, en esa nación se cometían 12 asesinatos cada día. El país registraba una tasa de 66 homicidios por cada 100.000 habitantes, sólo superada por Honduras, de acuerdo con cifras de las Naciones Unidas. Para apoyar a la policía en el combate de la delincuencia, Funes sacó a la calle a 8.500 militares y logró reducir el número de asesinatos aunque la situación continuó siendo crítica. Finalmente, luego de tres años, el 14 de abril pasado, Funes celebró ante sus homólogos en la Cumbre de las Américas, que ese día no hubo homicidios en su país, una situación inédita en los últimos años. Paradójicamente, los res ponsables del descenso de la criminalidad han sido los mismos asesinos: las pandillas conocidas como maras, nombre que hace honor a las agresivas hormigas marabuntas, consideradas como las bandas más peligrosas del mundo, a las que se atribuye 90% de los homicidios que se producen en El Salvador. La Mara Salvatrucha y la del Barrio 18 llevaron al país centroamericano a ser el segundo más violento del mundo al haber llegado a sufrir hasta 18 homicidios por día con una población de apenas 6 millones de habitantes. Además de enfrentarse entre ellas por el dominio del territorio, las maras extorsionan y secuestran a empresarios, a quienes cobran mensualidades para financiar sus movimientos. Los que se niegan a pagar, son asesinados. Las estrategias adoptadas por el Gobierno de Funes y de quienes le precedieron para combatir la violencia no dieron resultado y terminaron por generar descontento y el rechazo de las pandillas, que se niegan a negociar con los políticos a quienes tildan de corruptos y mentirosos. Las maras cuestionan el endurecimiento del trato que reciben de las autoridades y con sideran que sólo contribuye a agravar más la situación. Los jefes de las pandillas, sin embargo, han afirmado su deseo de detener la escalada de violencia y contribuir a la pacificación. Prefer i mos sol icita r el acompañamiento de la Iglesia Católica y de la sociedad civil, a quienes agradecemos por su comprensión y apoyo, afirmaron los jefes de las maras rivales, Salvatrucha y Barrio 18, en un comunicado conjunto publicado en marzo por el ex comandante guerrillero, Raúl Mijango, quien se presentó como unos de los mediadores y aseguró que el documento fue redactado por miembros de ambas pandillas. Uno de...

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