Santos y Makled

Las agencias internacionales de noticias se han dado banquete, con toda razón, con el mega escándalo suscitado tanto por la captura de Walid Makled (acusado por las autoridades colombianas de narcotraficante) como por los sucesos posteriores relacionados con el proceso de extradición desde Colombia. Estados Unidos y Venezuela se disputaban el prisionero hasta ayer, cuando el mandatario Juan Manuel Santos reveló que había empeñado su palabra con el presidente Hugo Chávez y que Makled sería entregado a Miraflores. Santos advirtió, sin embargo, que era necesario esperar la decisión de la Corte Suprema.

Desde luego, Makled no es un preso del montón: de acuerdo con los señalamientos de la DEA, la organización antinarcóticos de Estados Unidos, su papel en el tráfico de drogas desde Venezuela hacia México y Europa era de gran relevancia no sólo por los grandes volúmenes de cocaína exportados sino, especialmente, por el presunto manejo de una tupida red de conexiones con funcionarios civiles y militares del gobierno bolivariano de Venezuela. Gracias a un pitazo de la DEA, las autoridades colombianas le echaron el guante en las afueras de la ciudad fronteriza de Cúcuta.

Desde su caída, Makled fue interrogado conjuntamente con agentes de la DEA que le han sacado el jugo sobre su amplia red transnacional de operaciones en este continente, en África y Europa. De manera que cuando la Corte Suprema de Colombia le dé la luz verde a la extradición lo que se recibirá en Venezuela será la naranja exprimida hasta su última gota.

De acuerdo con las informaciones que han trascendido desde la cárcel...

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