De la auyama hasta la semilla

De la auyama se aprovecha todo. Hasta las semillas, que tostadas y trituradas, y mezcladas con comino, ajo en polvo, orégano y otras especias, son la base del mojo caroreño con el que se aliña el suero y el perico, se espesan caldos y se empanizan carnes, explica Sergio Arango, director de la Escuela de Cocina Adelis Sisiruca, de Barquisimeto, donde también se utiliza la verdura para la preparación del meleco o quimbembe, postre en el que se combina con arroz y se adereza con azúcar, papelón, canela y clavo de olor. No es la única manera de co mer auyama en dulce. Cándida Guevara prepara quesillo: por cada 600 gramos de pulpa añade 6 huevos, 1 lata de leche condensada, 1/2 taza de leche, 1 cucharada de miel y otra de maizena, y cocina la mezcla en un molde con fondo cubierto de caramelo, a baño de María. ¿El resultado? No hay mejor quesillo, afirma José Luis Álvarez, experto en cocina venezolana. ¿Más ejemplos? Combinada con coco, leche y papelón, en el chivato, preparación que Ramón David León compara con el majarete, en el libro Geografía gastronómica venezolana, e incluye en la lista de platos de limpio arranque colonial. La chef Ninoska Ur bina también la prepara como dulce, eso sí, en un plato que nada tiene que ver con los anteriores, y que integra el menú de algunas fiestas estadounidenses: el pumpkin pie. La hornea a fuego bajo hasta que ablanda y mezcla la pulpa con jenjibre, canela y clavo de olor, agrega huevos y crema de leche y rellena la base del pie que lleva al horno hasta que cuaje la preparación. Juan Carlos Bruzual, director del...

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