En Sinamaica están orgullosos de ser añú

Si van desde Maracaibo a Sinamaica, salen por la avenida El Milagro, bordeando el Paseo de la Vereda del Lago y luego toman la Troncal del Caribe, que empieza en la avenida Guajira. Seguramente verán las chirrincheras, camionetas pick up o camiones 350 techados y con bancos. Son el transporte habitual de pasajeros en el municipio de La Guajira, antes llamado Páez. Vayan a las ventas de yuca. Es te tubérculo es excelente, blanco y blandito, pues el municipio Mara es un gran productor de yuca y también de uvas para la elaboración de vinos. En algunos tarantines guindan bolsas plásticas transparentes con verduras, repollo, cebolla, pimentón... todo picado, lavado y pelado. Es lo que llaman recao de olla, los ingredientes listos para la sopa. El embarcadero de El Trompo está como a una hora y media de Maracaibo por una carretera en buenas condiciones. Hasta Puerto Cuervito son dos horas. Al llegar a El Trompo verán un restaurante muy grande que parecen dos, pero el dueño es el mismo. Aquí sirven pescados de la laguna, patacones, mojito en coco, sopas y todas las especialidades zulianas. Es un sitio popular donde van los zulianos los fines de semana a comer rico y recibir la brisa del lago. Sustituyó a los Palafitos de Santa Rosa de Agua que se volvieron un sitio sucio y peligroso. Muy lamentable. De inmediato verán el em barcadero donde se toman las lanchitas para dar una vuelta por la laguna de Sinamaica. Tienen unos 5 metros de eslora, motores de 75 caballos, techito de lona, cojines en los asientos, respaldo un poco bajo, pero sostiene la espalda, salvavidas y lancheros conocedores, amables y dispuestos a echar el cuento. La tarifa es de 250 bolívares por el paseo de una hora y media. Pueden negociar ir hasta Zapara y San Carlos desde aquí, pero eso se los cuento el domingo que viene. En Sinamaica. Hace seis años estuvimos en Sinamaica y nos hospedamos en su única posada. Keichiañunka se llamaba, que significa luna en añú. Preciosa. Varios palafitos hechos de puro mangle, enea y algo de madera para el piso de las habitaciones, porque el comedor, la tienda de artesanías y los puentes que unían un sitio con otro eran de palitos de mangle. Las paredes y los techos de las tres habitaciones eran de enea. Lo más divertido era que para llegar a las habitaciones había que hacerlo en el cayuco, una especie de curiara de la zona, profunda y pequeña. En esta ocasión nos contaron sus dueños ÂRamón y Aída que un deslave el año pasado pudrió los palos y...

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