Síndrome Mubarak en Miraflores

El señor comandante en jefe presidente, líder de los cuatro meones del samán de Güere, hé roe del Museo Militar, celebró su fracaso como golpista 4-F con síndrome de pánico, propio del maníaco depresivo perdonen psiquiatras y psicólogos por meterme en su terreno que lo sacó de circulación por varios días. En algo habrá contribuido el ¡vete, vete! debe sonarle familiar que gritaban los egipcios en las calles de El Cairo, con eco en la Casa Blanca, en la Unión Europea y buena parte de todo el mundo, con fuerza parecida multiplicada a la de aquel 11A, cuando, según el general Vásquez Velasco, comandante del Ejército, el Presidente abandonó su puesto de comando que era Miraflores y se presentó en el Comando del Ejército pidiendo un avión para ir a Cuba con manifiesto síndrome de pánico. La gigantesca manifestación que avanzó hacia el palacio lo hizo escapar a Fuerte Tiuna, poner rodillas en tierra las dos, y moquear la sotana a monseñor Baltazar Porras, presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, dispuesto a renunciar a cambio... El repentino estallido de una población sometida durante 30 años por Hosni Mubarak, un mi litar meritorio, político mediocre, escogido primero para vicepresidente por Anuar el Sadat, luego designado presidente y ratificado 5 veces en procesos nada democráticos, debió haberle hecho revivir varios pánicos. Por su mente habrán pasa do desde la muerte de El Sadat acribillado...

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