El socialismo que nació muerto

Los líderes del socialismo del siglo XXI se equivocaron de época. Si hubiesen entrado en escena cuatro o cinco décadas antes, cuando el entusiasmo por un mundo nuevo, más justo e igualitario, forjado desde el Estado a través de una economía centralizada aún no había entrado en declive definitivo, tal vez su destino político hubiese sido menos infeliz. Pero no fue así. Para el mo mento en que el desencanto de los ciudadanos y la paciencia conspirativa de años le abrió la puerta grande de la historia al teniente coronel y su logia militar, el Muro de Berlín ya había caído; el comunismo soviético era sólo un mal recuerdo; los jerarcas del comunismo chino ya habían dado el salto a la producción capitalista para salir de la pobreza; Cuba no era otra cosa que un modelo policial agonizante y, para colmo de males, Internet comenzaba a expandirse dificultando cada vez más la supervivencia de modelos autoritarios y centralistas que comenzaron a caer uno tras otro. El siglo XX había nacido entusiasmado con la utopía comunista y, camino del XXI, se despedía desencantado pateándola por el trasero. Los bolivarianos, sin embar go, no se dieron por enterados. Seducidos por el líder de la boca inmensa y el cerebro cuartelario decidieron Âcon terquedad temeraria volver a transitar aquello que la experiencia había demostrado hasta el hartazgo: que intentar superar el déficit del capitalismo por la vía de un régimen colectivista de economía centralizada era un camino seguro hacia la pobreza irreversible y el autoritarismo político. Un remedio peor que la enfermedad. Pero los mitos revoluciona rios tienen su encanto y el comandante y sus seguidores eran frágiles a su hechizo. Sólo que los azares de la historia quisieron que los bolivarianos llegaran al poder por la vía electoral y no por el camino armado que intentaron en febrero de 1992.Se encontraron entonces con una camisa de fuerza inesperada. Tuvieron que jugar, aunque fuera sólo un simulacro, al juego de la democracia. No pudieron instaurar de inmediato, como los cubanos, un modelo de partido único. Tampoco pasaron por el paredón a...

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