Soponcio

La escasez es tan pronunciada que hasta Perogrullo se ha quedado sin verdades, pero oficialmente lo único que se acepta que ha desaparecido es lo obvio. La línea oficial es que todos los anaqueles están llenos y que abunda no sólo el buen decir, sino también la sindéresis, aunque con frecuencia los voceros oficiales y los portavoces pierden fácilmente la poca cordura que acompaña su desempeño, sea público, notorio, privado, íntimo o el otro que la prudencia desaconseja nombrar. Lo obvio fue extrañado pa ra darle cabida al ripio y a la redundancia, que antaño eran tan perseguidos por las fuerzas de la enseñanza: maestros, psicopedagogas, institutrices y educadores en general. En los últimos años y con el mismo afán con el que en las primeras cruzadas se les cortaba la cabeza a los infieles y se les sometía a tormentos inimaginables e inaguantables, los funcionarios con prerrogativas suficientes como para empuñar un micrófono, una de las armas más recurrentes en la batalla de las ideas, deben interiorizar que no basta con decir todos que seguidamente y sin rubores deben pronunciar con similar articulación y énfasis la palabra todas. La regla la aplican con igual certeza y sin pruritos pequeñoburgueses en todos los sustantivos, adjetivos y participios. Así a la manada le corresponde el manado; a estudiante, estudianta; a presidente, presidenta; a periodista, periodisto, y a...

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