Theoría y praxis de la sociedad civil

Decía el Maestro J. R. Núñez Tenorio que toda teoría es teoría de una práctica y que toda práctica lo es para una teoría. Teoría de una práctica, práctica para una teoría. Como puede apreciarse, los términos puestos permanecen recíprocamente indiferentes, recíprocamente aislados, sin llegar a su mutua com-penetración, por más que acuerden establecer entre sí una relación contractual, a los fines de una circunstancial cooperación de intereses com-partidos que incluye la separación de bienes. Lejos queda la sinnlich menschliche tatigkeit, ese tér mino del pensamiento ¡ese Gegenstand! en virtud del cual la teoría deviene verdad objetiva, es decir, praxis. Es verdad que el entendimiento abstracto, reflexivo, custodiaba de cabo a rabo, cual casamatas, las ilustrativas representaciones conceptuales y hermenéuticas elaboradas por el maestro Núñez. En él todavía los términos de la oposición correlativa permanecen aislados, fijos y se entrelazan a la manera de Kant por medio de el método cognoscitivo. Y sin embargo, ello no obstaba para que la fuerza de su discurso estimulara a su siempre numeroso estudiantado a proseguir el camino, desde aquella escala intermedia desde aquel imprescindible segundo escalón spinoziano, sin el cual y al decir de Adorno resulta imposible dar concreción a la intentio obliqua de la inten tio obliqua, dando así el salto cualitativo, determinante y necesario, que permite adentrarse en las profundas densidades de la constelación de conceptos propio de la filosofía en sentido enfático.La verdad es que la relación entre theoría y praxis trasciende los límites de la discusión relativa a la efectividad o no de un pensamiento que adolece de objetividad, pues planteado bajo tales premisas queda al descubierto el escolasticismo oculto tras las abstracciones. La cuestión, en cambio, sugiere la confirmación de si, en efecto, un determinado modo de pensar es o no constitutivo de la realidad de verdad. En una expresión, no es posible relacionar lo que no existe. Las ideas, dice Spinoza, no son pinturas mudas sobre un lienzo: Quienes creen que las ideas consisten en imágenes que se forman en nosotros al ser afectados por los cuerpos, se persuaden de que aquellas ideas de cosas de las que no podemos formar imagen alguna semejante no son ideas, sino solo ficciones. Las ideas ni son palabras ni son imágenes ni son esquemas sin vida de las cosas. Ellas son el término de la realidad efectiva, su resultado objetivo. Pensar quiere decir...

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