Tigre suelto

E l umbral que sirve de boca a las intimidades de los Tigres de Detroit en Lakeland, Florida, fue cruzado por primera vez este año por Miguel Cabrera. El slugger, inicialista y jugador franquicia del equipo, tenía una cita importante, pues se le había pautado una reunión con Ron Gardenhire, manager de los bengalíes.Era la primera vez en los últi mos cuatro años que el aragüeño debía hablar con un piloto distinto a Brad Ausmus. Necesitaba ponerse al corriente de las ideas del nuevo cerebro, que supervisó el primer día de trabajo primaveral de los jugadores de posición, junto a los receptores y lanzadores.Al fin, Cabrera y Gardenhire se cruzaron. Fue genial y aterrador, le dijo el primera base a Evan Woodbery, periodista del Michigan Live, mientras se reía. El manager hablaba muy en serio. Yo estaba como `Ok, llegó el momento de ser serios’. Le pregunté: `¿Cuál es el plan este año?’.Más allá de los intereses co lectivos de los Tigres un tema que siempre se lleva casi todas las palabras de Cabrera-, el aragüeño busca mejorar los guarismos que estampó el año pasado, la campaña más floja de sus 15 en las Grandes Ligas.Bateó para promedio de .249, su average más pobre. Dejó OPS sumatoria de embasado y slugging de .728, también su cifra más baja. Ostentó 60 carreras remolcadas, otro mínimo para él. Y pegó 16 vuelacercas, número que solo es superior a los 12 vuelacercas que dio en su zafra como debutante 2003.Cabrera no se molesta por la calificación del torneo anterior como el peor en su trayectoria.Sabe que fue así y, al parecer, no pondrá excusas. No obstante, así como su bajón fue notorio, también resultaron obvios los problemas de salud que sufrió todo el año. En par de oportunidades tuvo que ir...

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