La tragedia del movimiento sindical, por lo tanto de la mayoría de los trabajadores y trabajadoras del mundo

AutorPedro Guglielmetti
CargoDocente de Relaciones Laborales de las Universidades de Chile y Católica de Chile
Páginas201-224
La tragedia del movimiento sindical, por lo
tanto de la mayoría de los trabajadores y
trabajadoras del mundo
Pedro Guglielmetti
Docente de Relaciones Laborales de las Universidades de Chile y Católica de Chile.
Director de Formación en el Centro Internacional de Formación de OIT-Turín. Email:
pedroguglielmetti29@gmail.com
Introducción
Este documento no lo presento como
un artículo académico o presentación de un
anticipo de una investigación sino como una
conversación con juslaboralistas y no sólo,
sino también con sociólogos y economistas
que lean la Gaceta Laboral. Ya en el 2004 a los
70 años escribí un libro “Pensamiento de un
Abuelo” con este objetivo, han pasado 14 años
y en vez de avanzar en las relaciones laborales
y en el Derecho del Trabajo hemos retrocedido.
Seré prudente a los 85 años, lo decía también
a los 70, pero no tanto, para no tener que decir
como Rimbaud que “con tanta prudencia se me
ha escapado la vida”.
Mi objetivo es hacer reexionar y debatir
el quehacer de los juslaboralistas que se han
concentrado en América Latina mayormente
en las leyes y no en el contexto político y
económico en que ellas se dictan y la escasa
inuencia que hemos tenido en ese contexto.
Nos preguntamos qué inuencia hemos tenido
en las políticas laborales o hemos dejado en
mano de los economistas la primacía de ello.
Nos debemos preguntar o reexionar, para
no ir más lejos en el tiempo, porqué le hemos
dejado en manos a los economistas a contar
del Consenso de Washington las políticas
laborales, en la que hemos sido en la mayoría
de los casos instrumentos, o nuestros análisis
de las leyes ha sido decitarios al no estudiar
el modelo económico y político que imponían
dichas leyes. El predominio de los Ministerios
de Economía sobre los Ministerios del
Trabajo, en la mayoría de los casos parientes
pobres de esos Ministerios con el cual mayor
relación hemos tenido. En qué forma hemos
permitido el deterioro del Derecho del Trabajo
y por lo tanto del derecho de los trabajadores.
Tenemos conciencia de nuestra responsabilidad
del desequilibrio de poder en las relaciones
laborales?
Sobre qué conversamos
No más tarde o nunca, quiero ser uno
más de los que denuncian las intencionadas
prédicas que el Derecho del Trabajo, los
sindicatos y la negociación coletiva son
obstáculos para el crecimiento económico, y
Revista Gaceta Laboral
Vol. 20, No. 3 (2014): 201 - 224
Universidad del Zulia (LUZ) • Depósito Legal ppi 201502ZU4639
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poder señalar los argumentos que contradicen
esas versiones interesadas, que no tienen en
cuenta los sentimientos y la realidad cotidiana
de la mayoría de las personas de este mundo,
trabajadores y trabajadoras. Creen y hacen
creer, en especial los economistas al servicio
del poder económico en un mundo al que todos
supuestamente tendrán acceso, siendo que en
los hechos está solo al alcance de una minoría.
Producen una gran alienación de la mente
humana tratando de que se acepte lo que dicen
como algo incontrovertible.
Lo siento como una obligación para
quienes hemos tenido el privilegio de estudiar
gratis en universidades públicas, de viajar, de
realizar misiones de trabajo en diversos países
del mundo y de disponer de tiempo para seguir
estudiando y leyendo.
Es necesario abrir o mejor dicho continuar
este debate en especial entre los juristas que
la ley no es el n sino que es un instrumento
que puede ser positivo o negativo según el
contexto político y el modelo económico que
la utiliza. Impulsar el debate interdisciplinario
para entender los fenómenos sociales y denir
el compromiso político a asumir para una
sociedad más justa e igualitaria.
No tengo dudas que los principios
universales que unen a la mayoría de los
juslaboralistas son la democracia, la igualdad,
la libertad, la justicia y la dignidad humana,
que contienen la Declaración Universal
de los Derechos Humanos y los principios
constituyentes de la Organización Internacional
del Trabajo.
Tampoco tengo dudas que todos
compartimos el lema de la Primera
Asociación Internacional de Trabajadores
(1864) que es ejemplo de responsabilidad
de los trabajadores “No más Deberes sin
Derechos, no más Derechos sin Deberes”.
Pero debemos preguntarnos en qué no hemos
sido sucientemente activos para detener ese
deterioro que afecta a esos principios, por lo
cuales dieron la vida tantos trabajadores y
líderes sociales, que tanto se pronuncian pero
poco se aplican efectivamente. En cuántos
Congresos, Jornadas hemos participado y
organizado en los últimos 30 años, cuántos
paper hemos compartido y tan poca inuencia
hemos tenido en las políticas del trabajo en los
últimos 30 o más años. Cuando hablo de treinta
años traigo a colación los treinta años de oro, de
los 50 a los inicios de los 80 en Europa. Pensar
que tomando sólo en cuenta de dos siglos de
la época del cristianismo, treinta años en que
los principios de la justicia social con el Estado
de Bienestar imperaron en Europa y unos
pocos años gracias al New Deal y también
pocos años en América Latina, mejor dicho en
algunos países.
Hemos en su mayoría sostenido el diálogo
social y la concertación social, lo que no
signica que se deban suprimir los conictos.
Hemos apoyado acuerdos que hagan viable la
convivencia social, y porqué tan poco hemos
avanzado. Quizás, y no quizás, porque en su
mayoría nos hemos mantenido alejados de la
acción política o nos hemos encerrado en un
círculo académico sin mayor inuencia en la
política?
Nos hemos hecho concientes de la
necesidad de tratar el mundo del trabajo y
de las relaciones laborales con un enfoque
interdisciplinario, lo que es gran un décit de
América Latina.
En América Latina el tema de las relaciones
laborales ha sido abordado principalmente
desde el punto de vista jurídico, a diferencia
de los Estados Unidos donde lo ha sido
prioritariamente desde el punto de vista de
la economía laboral, pero aún en ese país
ese enfoque ha perdido inuencia. Cuantas
escuelas o facultades de relaciones industriales
han perdido relevancia en los Estados Unidos.
En el ámbito académico, en la esfera política
y profesional no hemos profundizado, y aún
creo que no lo hacemos sucientemente, sobre
el contexto político, económico y social en que
se desenvuelven dichas relaciones. Un décit

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