¿Último eslabón, primer eslabón?

Si es en serio, con toda la propiedad del caso, que desde la isla inglesa se oyen voces que piden la presencia de Salomón Rondón en la tierra de caballeros antiguos, entonces podríamos hablar del hombre que romperá una cadena asida al cuello del fútbol nacional. Porque en los años recientes los jugadores venezolanos han sido copiosamente conquistados por el exterior, mas, seamos sinceros, nunca en el papel estelar. Juan Arango llegó a tocar lo anhelado, pero con todo lo que él es para el sentimiento de la afición venezolana, siempre ha sido un jugador utilitario. Esto es, hombre bueno para jugar todas las semanas, indispensable en el Mallorca y en el Borussia Moenchenglabach, pero nunca una figura primera, de esos hombres codiciados por los planteles de luces. Igual Nicolás Miku Fedor, y como ellos varios que han ido al extranjero para cumplir una función encomendada, una tarea encargada, pero nunca lo fundamental. Le pasó a César Maestrico González en el River Plate de Buenos Aires, le pasó a Oswaldo Vizcarrondo en el América de Ciudad de México y tantos otros que despegaron con ilusiones, y que volvieron con el agridulce del querer quedarse y no poder hacerlo... Con Rondón es otro el dilema. El dilema del Málaga, de si dejarlo ir por cuenta del abundante dinero que el jugador significa en el mercado internacional, o mantenerlo por dos razones: una, sus goles inapreciables; y dos, por engordarlo, es decir, dejarlo un año más, y según como le vaya, entonces venderlo por el doble de lo que dicen que hoy vale. Porque Rondón, y de eso es de lo que queremos hablar, podría ser el primer eslabón de la escalada del fútbol nacional. O, tal vez, el último. ¿Por qué una cosa y por qué la otra, porque ser tan determinista, por qué dos teorías ubicadas en las antípodas? El inicial...

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