En verdad da miedo enfermarse porque en Venezuela no hay nada

Mayerlin Rojas tiene un hijo de 3 años de edad que es asmático. Por presentar un cuadro febril lo llevó al pediatra, quien recomendó terapias con salbutamol. En el Hospital Central de San Cristóbal le pidieron que llevara las dos soluciones que le recetaron porque el centro no las tenía. Recorrió cerca de 20 farmacias entre San Cristóbal y Táriba. De los antibióticos que le mandaron a su hijo, azitromicina y amoxicilina, solo consiguió uno. El antialérgico se lo envió por servicio de encomienda un familiar que vive en otro estado porque en Táchira no los consiguió.William Velasco, vicepresi dente de la Federación Farmacéutica Venezolana y miembro del Colegio de Farmacéuticos de Táchira, tiene una explicación: El desabastecimiento de medicinas de uso continuo y material médico-quirúrgico en el estado supera 80%. Hay fallas en antibióticos de uso pediátrico, tratamiento para diarreas, sueros, antipiréticos, hemoderivados, antihipertensivos, analgésicos, anticonvulsivantes y anticonceptivos, entre otros.El abastecimiento de medici nas no mejoró con el cierre de la frontera colombo-venezolana ordenada por el presidente Nicolás Maduro, afirmó. Ya había desabastecimiento antes de cerrarla. Lo advertimos en julio y luego en septiembre, el medicamento falla no porque esté cerrada o abierta la frontera. Falla porque no se le paga a los proveedores de principios activos o de medicamentos.Quienes no conseguían un fármaco en Táchira solían cruzar la frontera para adquirirlo en Colombia pese al diferencial cambiario. Después del cierre, el gobierno del estado dispuso que los que requirieran medicamentos para diálisis u oncológicos debían acudir con el récipe médico al Hospital Samuel Darío Maldonado, en San Antonio del Táchira, para que fuese revisado, validado y autorizado el permiso. Después podían cruzar y adquirir la medicación.Margarita Delgado es pensio nada y utiliza ramipril para el control de la presión arterial.Todos los días por farmacia que pasa pregunta por la medicina. Ha tenido que recurrir a familiares que viven en otros estados para conseguirlo porque cuando lo encuentra en San Cristóbal solo le venden una caja.Hasta 100% de desabastecimiento. En Carabobo se vive el mismo drama. Cada día debo destinar una o dos horas a recorrer farmacias en busca de las pastillas para la hipertensión que sufre mi papá. Voy de norte a sur en Valencia. Me anoto en listas, lo coloco en redes sociales, hago de todo hasta que las encuentro, contó Maritza...

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