¿Tiene viabilidad un polo de integración hispanoamericano?

Muy sugerente el artículo de Carlos Leañez A . sobre el dilema Hispanoamérica o Mercosur, publicado el pasado 11 de noviembre en este suplemento. Es un tema de relevante actualidad; de allí que no haya resistido a la tentación de pergeñar algunas ideas al respecto. Según él, en un mundo que se dirige hacia la conformación de grandes polos, el país que no esté articulado a uno de ellos de manera orgánica, no tendrá consistencia ni pegada, será un enano en medio de gigantes. Sólo requerirá estar adscrito al polo adecuado a su cuerpo histórico-cultural, pues de lo contrario, no dispondrá de la fortaleza para su relacionamiento óptimo con el mundo. Para Hispanoamérica, la vía sería, entonces, la creación de un polo construido sobre la base de su cultura y lengua comunes, los cuales combinados sinérgicamente producirían maravillas. Sobre las causas de que tal polo no se haya concretado, señala los intereses y privilegios de las élites locales desentendidas del asunto y ligadas a factores externos que estimularían la división para poder imperar. Indica que la inclusión de países como Brasil y los anglófonos, afectaría los intereses de ese polo, al desdibujarlo o borrarle su especificidad cultural-linguística, y sumirlo en una con fusión cartográfica. Concluye Leañez que la crea ción de ese polo es un imperativo impostergable y viable, pues conduciría a la construcción de nuevas estructuras jurídico-políticas que permitirían negociar nuestro puesto en el mundo. Sin duda, el texto de Leañez se inscribe en la tradición de pensamiento latinoamericanista; la que persiguió siempre el ideal nunca alcanzado de la integración, basado en una supuesta identidad propia derivada de la cultura, tradiciones y lengua. Igualmente, observé una marcada huella hunting toniana en la fundamentación de su propuesta. Ciertamente, Andrés Bello llegó a decir que lo importante era una íntima confederación entre los pueblos que ya han sacudido las antiguas cadenas por hacer causa común, entenderse con frecuencia, y nunca hacer convenciones separadas. Más tarde Juan B. Alberdi de clarará: aliar las tarifas, aliar las aduanas, he aquí el gran medio de resistencia americana. Escribirá acerca de la necesidad de una organización económica, política y cultural del continente. A finales del XIX, José Martí afirmará: Es hora del recuento y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de Los Andes ... Injértese en nuestras repúblicas el mundo...

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