Contrahegemonía

El ministro de espionaje, comunicación y propaganda arrastra severas deficiencias en dos he rramientas básicas para el ejercicio del cargo: la historia y el lenguaje.En los últimos sets televisivos se ha encariñado con la palabra hegemonía sin haber tenido la osadía de consultar el diccionario, el mataburros. Entendemos que el riesgo es alto en su caso y comprendemos que le tiemblen las rodillas, la pantorrilla y la punta del pie; pero, dada la responsabi lidad que la revolución le ha asignado, tendría que asumirlo como un gaje del oficio, ¿acaso no fue de los que repitió patria o muerte? Abróchate, galán.En el diccionario filosófico con cebido y elaborado por la Academia de Ciencias de la URSS, en concordancia con los cambios y sugerencias emanados del XXII Congreso del PCUS, celebrado en 1961, no aparece la palabrita, quizás creyeron que era algo referido a Hegel y le cogieron miedo. Villeguitas como buen desconocedor de Gramsci, ese autor que Maduro mandó a leer, ignora las connotaciones de contrahegemonía y ha quedado entrampado en su propio batiburrillo. Como no se sabe qué color tiene el burro hasta que se tienen los pelos en la mano, hay que recordarle que por simple totalitarismo en la Rusia que se desplomó sin necesidad de echar un tiro en 1991, la hegemonía comunicacional del Estado era absoluta. Todos los medios impresos y audiovisuales eran del Estado, y hacían alarde de la gran cantidad de ejemplares que se imprimían de Pravda, Izvestia y Komsosomolskaya Pravda, este último el órgano de la Juventud Comunista. Ahora, después de la crisis del papel tualé intuimos el gran valor que tiene Granma en la isla de Cuba.En la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR