Maimónides

Si me es posible, asisto a las presentaciones de libros, vernissages, exposiciones y reuniones intelectuales, porque, además de su disfrute, encuentro que existen motivos para celebrar y brindar por hechos, personajes y situaciones que me ofrezcan alivio y oxígeno en estos tiempos de espirales inflacionarias, abusos parlamentarios, persecuciones políticas, mediocridad e intolerancia. Es, si se quiere, una manera de hacer resistencia a la camarilla militar.Por lo general, recibo diaria mente invitaciones que reviso con atención. Isaac Chocrón 1930-2011 me enseñó un truco, método o mecanismo para aceptar o descartar las invitaciones. Consiste en proyectarse, en verse uno en el lugar de la recepción: la embajada, la galería de arte, la mansión elegante; imaginarse a los anfitriones y sus invitados y preguntarse uno a sí mismo si se ve uno allí. ¡No es ninguna concha de ajo o humo de paja! No. Es un momento de enorme importancia porque de la decisión que se tome depende el traje, la camisa, una posible corbata y, sobre todo, el talante y disposición que tendremos que asumir al entrar y saludar a los asistentes. Lo que resulta difícil de prever es la duración, tenor y calidad de los eventuales discursos que pudieran desprestigiar la reunión.También es este un momen to aterrador porque, a veces, los discursos tienen lugar después de que los invitados hemos asaltado reiteradas veces al mesonero que pasa entre los grupos dispensando generosamente el escocés y el vino chileno. Sabemos, sobradamente, que la única explicación o propósito de tanta generosidad es hacer que los tragos acaben pronto y pueda el mesonero terminar su trabajo y marchar se a casa. A estas alturas, ya la lengua se nos ha aflojado lo suficiente como para parlotear con el sujeto o la dama que se encuentren a nuestro lado, pero es también el momento en el que se inician los discursos y nos vemos forzados a mantenernos en silencio; lo que resulta imposible porque con los tragos somos nosotros quienes queremos hablar. Es cuando nos mandan a callar con...

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