La música que pinta Víctor Valera

En 2007, cuando tenía 80 años de edad, Víctor Valera aseguraba que ya no tenía tiempo para darle tiempo al tiempo. Y no es mentira. No se lo da. Y es tan férrea su oposición al letargo que ahora, a los 84 años, este hombre de energía inagotable vuelve a llenar los tres pisos más la azotea de una de las galerías más grandes de Caracas: la Galería de Arte Ascaso, donde mañana inaugurará Víctor Valera. Pun to y línea. ¿Cómo lo hace? La respuesta no es sencilla para quien se despierta sin una idea clara de que hará con cada día. Cuando me levanto, tengo un cuadro pintado en mi cabeza. Sólo tengo que ver la luz que entra por la ventana. En adelante, todo es trabajo, dice el creador. En medio de la iluminada primera planta de la Ascaso, erguido en una silla mientras agita un rudo bastón cuyo puño queda minimizado atrapado en la robustez de su fuerte mano, se encuentra Valera, con tantas canas como historias por contar: Antes de que comience la entrevista le quiero decir algo que usted comprenderá si entiende de música: todo lo que está aquí se lo debo a haber sido obediente a Pierre Boulez y a los músicos dodecafónicos, que me hicieron entender que el silencio es un sonido, que escuchar era llegar a la sabiduría, que hay espacios que hay que llenar y otros que hay que vaciar. Esas palabras dan soporte a lo que dijera Jean Arp, el artista que descubrió sus lienzos: No hace falta ser pitagórico para oír a través de las concreciones de Valera una música magnífica. Amenazas, torbellinos, embriaguez, rayos de luces se ordenan en esa pintura para formar construcciones sonoras, construcciones que convierten en visible lo invisible, que dejan oír lo que no se escucha. El creador empuña el bas tón, lo levanta y señala una obra. Los espacios, como en el pentagrama, están en una sola dimensión, pero allí hay silencios, sonido y vibración. Todo eso es musical y es en la música donde se halla el comienzo de mi enseñanza, continúa el artista, que hace 10 años retornó a la pintura luego de haberla traicionado en 1957, cuando se convirtió en escultor y ganó el Premio Nacional de Escultura con la segunda obra que hizo en ese formato. La escultura me dio el tiem po; porque yo apenas estoy llegando a aquel lugar la pin tura del que salí, expresa. Pero, aunque...

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