Otros aspectos
| Autor | Daniel Armando Contreras Méndez |
| Páginas | 65-83 |
CAPÍTULO III
Otros aspectos
Llamarse jefe para no serlo
es el colmo de la miseria.
Frase atribuida al Libertador Simón B
Quiero iniciar este capítulo reconociendo que, en los últimos
veinte años, se ha subestimado el Poder Municipal. La lucha
por la consolidación del poder local ha caído en el olvido. Muy
pocos saben que el excandidato presidencial Eduardo Fernández
–junto a otros políticos–, fue uno de los precursores que impulsó
la municipalidad en Venezuela. Gracias a él y otros, hoy día
podemos elegir nuestros alcaldes y concejales.
El mismo Fernández, en un artículo publicado en el periódico
El Universal, narra:
Hasta la reforma política de 1989, en Venezuela no existía la
gura del alcalde. Había elecciones cada cinco años y existía
una tarjeta mágica: blanca, verde, amarilla o roja, que al de-
positarla en una urna electoral servía para elegir al presidente
de la República, a los senadores –dos por cada estado–, a los
diputados al Congreso Nacional, a los diputados a las asam-
bleas legislativas regionales y a los conceja les. Todo eso con una
sola tarjeta. Los gobernadores de estado eran designados por el
presidente de la República, y en lugar de alcaldes tuvimos pre-
sidentes de los concejos municipales que duraban un año en sus
funciones y que no contaban ni con recursos económicos ni con
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atribuciones sucientes como para atender las necesidades del
municipio. Así ocurrió durante los primeros treinta años de la
República civil, desde 1958 hasta 1989.
Cito a Fernández, porque en una oportunidad tuve el placer
de oír uno de sus discursos. Grosso modo, él explicaba el origen de
las elecciones municipales, el cual narra muy bien en el ar tículo
antes mencionado, y también agregaba que la idea de que se eli-
gieran alcaldes fue una lucha interna en las cúpulas políticas,
quienes de alguna forma sentían amenazados sus curules, pues,
como él mismo diría, eso originaria «pequeños caudillos» en
cada municipio. Con algo de nostalgia, y en chiste, nalizaba
diciendo que todos los alcaldes elegidos, independientemente del
bando político que representasen, algo de agradecimiento le de-
bían, pues él era uno de los que habían impulsado la gobernabi-
lidad municipal. Si usted participó en una elección municipal,
y fue electo alcalde, no olvide a Fernández, revise la esencia,
la lucha, el porqué fue presentada la idea de la gobernabilidad
municipal y valorará la importancia de la autonomía municipal.
1. A
Recuerdo, en la primera década de este siglo, a un concejal de
mi municipio, que siempre se postulaba y ganaba por el par-
ti do COPEI, partido en el que inicialmente militó Eduardo
Fernán dez. No hacía campaña ni por la radio, ni prensa, ni vo-
lantes; de hecho, era tan pasiva su campaña que, cuando ganaba,
nadie se enteraba, y periodo tras periodo, se le veía sentado en
su curul del Concejo Municipal. El partido Acción Democrática
siempre arrasaba las elecciones, y de los siete concejales elegibles
eternamente obtenían seis. Menos el copeyano. En las prima-
rias de su partido siempre ganaba. Era un concejal callado, opi-
naba poco, no era conictivo, y no hacía oposición. Votaba como
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