La interpretación de la Biblia

Como Dios habla al hombre a la manera de los hombres, para una correcta inter pretación de los textos bíblicos, es preciso estar atento a lo que los autores humanos quisieron verdaderamente afirmar y a lo que Dios quiso manifestarnos mediante sus palabras Catecismo de la Iglesia Católica, 109. Luego para descubrir la intención de los autores sagrados es preciso tener en cuenta las condiciones de su tiempo y de su cultura, los géneros literarios usados en aquella época, las maneras de sentir, de hablar y de narrar en aquel tiempo CIC, 110.Si la Palabra de Dios se ha ce semejante al lenguaje humano es para que todos la entiendan; no debe, pues, permanecer oscura, lejana o desconocida. Esta es la meta de toda la interpretación de la Biblia.La Biblia es un libro de unos autores humanos y, a la vez, inspirado, porque en él nos habla Dios. Todo lector que se acerca a la Biblia tiene interés en su lectura porque Dios sigue hablando en sus páginas a los hombres de nues tro tiempo, me dice algo a mí, hoy, ahora.Si no queremos reducir la Sagrada Escritura a la letra muerta, se ha de leer e interpretar con el mismo Espíritu con que fue escrita CIC, 111.La docilidad al Espíritu Santo es el prólogo de toda correcta disposición del intérprete humano, porque para hacer una lectura plenamente válida de las palabras inspiradas es precisa la guía y ayuda del Espíritu Santo.Además, esta docilidad al Es píritu produce otro fruto en el intérprete humano: la fidelidad a la Iglesia. Corresponde a los exégetas una doble misión: de un lado, penetrar y exponer el sentido de la Sagrada Escritura, de modo que con dicho estudio pueda madurar el juicio de la Iglesia Cons. Dog.sobre la Divina Revelación, 12; y, de otro, poner a los creyentes en relación personal con Dios. Los textos bíblicos han sido confiados a la Iglesia de Cristo comunidad de creyentes para alimentar su fe y guiar su vida de caridad: respetar esta finalidad es también condición necesaria para la validez de la interpretación.Ser fiel a la Iglesia significa, pues, situarse en la corriente de la gran tradición que, con la guía del magisterio, ha reconocido los escritos canóni cos como palabra dirigida por Dios a su pueblo, y jamás ha dejado de meditarlas y descubrir su riqueza inagotable.Cfr. Divina Revelación, 12.Disposiciones del intérprete humano de la Biblia. Las verdades sobrenaturales no son...

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