Caracas rugió al ritmo de un emocionado y agradecido José Luis Rodríguez

La capital le sonrió a José Luis Rodríguez este jueves 14 de julio: no llovió ni hubo alerta repentina de ciclón o cualquier mínimo desastre que impidiera llevar a cabo su tan esperado reencuentro con los venezolanos. Doce años tuvieron que pasar para que se realizara este concierto entre conciertos, para muchos fue una espera que valió la pena.La autopista estaba extrañamente vacía. El Teatro Teresa Carreño, a esas horas de la noche, parecía un mausoleo. El reloj marcaba las 7:30 pm y no había dificultad ni para encontrar puesto de estacionamiento en las inmediaciones o en zonas aledañas. Cuerpos de seguridad desplegados a lo largo y ancho de las adyacencias, llamaban la atención no solo por el uniforme sino por la cantidad.«Debe ser que entre los asistentes hay alguien importante», se escuchaba entre un grupo de caminantes que se dirigía a las escaleras eléctricas para subir a la Sala Ríos Reyna.Los cubos virtuales blancos sobre proyección amarilla del maestro Jesús Soto resaltaban más que de costumbre; tal vez vaticinando el gran espectáculo que se llevaría a cabo esa noche en Caracas.En rueda de prensa el lunes 11 de julio, El Puma se refirió a su público como «la generación de las cabezas blancas y grises», en su mayoría. Esa afirmación fue parcialmente comprobada en las filas de personas que se formaron para, poco a poco, ir ubicándose en las butacas.«¿Será que aguantará?», «¿estará apto para estos trotes?», «¿sonará igual?» fueron algunas de las preguntas entre el público expectante mientras se acomodaban en sus asientos. Él mismo se encargaría de responder esas interrogantes.8:28 pmLa Sala Ríos Reyna tiene capacidad de 2.367 butacas, distribuidas en 24 zonas. Hora y media después de la convocatoria, pautada para a las 7:00 pm, aún se notaban espacios vacíos en patio central alto y bajo. Balcón, por el contrario, estaba repleto de personas listas para que comenzara el show. El valor de las entradas pudo ser un factor: mientras que los primeros tenían un precio de 150 dólares, los segundos se mostraban más asequibles entre 30 y 40 dólares.Sin embargo, muy poco importaba que el aforo estuviese a esa hora en un 80%. Las sonrisas, los aplausos y las emociones a flor de piel no se hicieron esperar.Llamó la atención que entre las primeras filas, justo enfrente del escenario, una única pancarta de la presidenta del Club de Fans del Puma en Venezuela adornara la visual del artista, que seguramente la vería apenas saliera.Un último aviso del...

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