Ceder, ceder y ceder

En 2012, cuando el presidente Santos se la jugó por un proceso de negociación con las FARC para lograr su desmovilización, lo asistían buenas razones: se trataba de aprovechar la debilidad de ese grupo tras sufrir durísimas derrotas militares. El mandatario dijo que el proceso duraría meses: sabía que la prolongación indefinida terminaría por minar su credibilidad, como ya ocurre. Además, se comprometió a atenerse a la agenda de negociación acordada y a no tratar con las FARC temas por debajo de la mesa.Dos años y medio después, está claro que el proceso dura mucho más que algunos meses y que poco avanza desde cuando arrancó la discusión sobre las penas efectivas que pagarán los comandantes por vía de justicia transicional.Resulta inevitable sospechar que decisiones del gobierno como el final de la fumigación con glifosato demandado por las FARC son guiños que Santos les hace para impulsar el acuerdo.¿Por qué Santos cede tanto? La razón es que está desesperado por convencer a las FARC de aceptar un modelo de justicia transicional que implique que los comandantes paguen alguna pena por sus...

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