El celofán de Aló, Ciudadano

Entrevistar a un periodista suele ser complicado. Quien se sabe tranquilo tras un micrófono o una grabadora, a veces hasta insolente, puede tener algo de temor frente a quien lo interroga para que sea parte de una historia.Leopoldo Castillo, abogado de profe sión y periodista de oficio, se prestó al quemarropa que le infligió su colega Ramón Hernández y empezó a revelar detalles de unos acontecimientos que representan parte de la historia de Venezuela, y también parte de la historia del periodismo venezolano. No se trata de catalogar si el Ciudadano como mejor se le conoce hizo buen o mal periodismo, se trata de que su programa cambió el modo, los horarios, las maneras de entrevistar y de abordar el hecho noticioso diario en un país convulsionado por la crisis política que se suscitó a la sombra del chavismo.Libros de El Nacional invita a rom per el celofán de Aló, Ciudadano uno de sus recientes títulos, que presenta a modo de larga entrevista a este personaje que para los jóvenes era un desconocido y para los adultos era un rudo entrevistador de Venevisión; para otros más versados en la política fue quien fungió de canciller venezolano en los duros momentos de la violencia en El Salvador en los años ochenta.El Ciudadano contesta a Hernández las verdades que conoció desde su trinchera del canal Globovisión. Su punto de vista puede ser relevante para aquellos que quieran reconstruir la historia de estos años aciagos de la revolución bolivariana. Castillo va dejando ver no solo lo que vivió en primera persona, sino también cómo...

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