Conquista del espacio

No es la misión de la NASA sino una manoseada tesis que suelen usar al gunos dirigentes, la de agarrar aunque sea fallo. Ocupar los espacios, si hay más de uno. Meter el pie para que no cierren la puerta. En fin de cuentas, del lobo, un pelo. Esta versión desmejorada de la ambición política es moneda falsa, de circulación corriente en la esfera de las migajas, tan carente de ideas como ahíta de oportunismo.La tesis de obtener espacios políticos tiene varias connotaciones. Una muy relevante es la de que los ciudadanos a través de sus representantes lograrían espacios institucionales, como ocurrió hace poco en Venezuela, al obtenerse algunas gobernaciones y muchos diputados a la Asamblea Nacional. El problema se presenta cuando esos es pacios no son, en rigor, de los ciudadanos sino que los presuntos representantes usan a los ciudadanos para lograr sus cargos, pero, en realidad, no los representan. La crisis de representación existe en muchos países y en Venezuela también: los partidos y sus dirigentes no encarnan a la sociedad sino que la usan para que esta les ayude a conseguir sus empleos y, una vez obtenidos, dejan de lado a aquellos a quienes pidieron su voto o su apoyo.Esta desventura tiene lugar porque los propios partidos y sus dirigentes padecen, a su vez, una crisis de representación interna: no consultan a las bases, no hacen elecciones libres y limpias, se escudan como Fidel con el embargo en las condiciones...

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