Coronas para reinas de todas las edades

La elección fue estelar. Modesta León vestía un traje de mariposa diseñado por un sobrino que trabaja con Osmel Sousa ceñido a su pequeño cuerpo. Sonreía, bailaba y, eventualmente, lanzaba besitos al público. En la barra, el grupo de amigos de la Casa de la Juventud Prolongada de Chacao y 49 nietos desplegaban pancartas que auguraban el triunfo. Fue una emoción tan grande, sentí que iba a volar, empecé a brincar como loca. Me dolieron las rodillas, pero seguí celebrando porque ese momento era único. Me estaban coronando como reina por primera vez en mi vida, contó. León se convirtió en reina del Carnaval a los 72 años de edad. El premio hizo que su fama se elevara en el barrio El Pedregal, en el municipio Chacao, y se avivara la celebración de la festividad popular. Hasta los borrachines, que se postran cerca de mi casa, se paran aho ra para saludarme. Cargar con la corona me hace pensar que la alegría del Carnaval sigue viva, aunque ya no se celebre de igual forma, dijo. En Caracas se coronan reinas de Carnaval desde hace 138 años. La tradición se estableció durante el gobierno de Antonio Guzmán Blanco, en 1874, cuando se intentó adecentar la celebración. El Presidente deseaba civilizar estas fiestas, pues desde que se empezó a celebrar el Carnaval, en 1714, se hacía de forma agresiva: se tiraban huevos podridos, agua y se golpeaba a la gente. Pensó que una manera de lograrlo era elegir la reina y reemplazar el lanzamiento de desecho por caramelos y papeles, tal cual se hacía en otros países hispanos, relató Guillermo Durand, cronista de la ciudad. Escoger la reina de Carnaval, originalmente, fue una manera burlesca de representar a las monarquías. Sin embargo, la tradición fue respetable en Caracas. Las distintas parroquias, especialmente Altagracia, se disputaban la corona, preparaban caravanas que sacaban a los vecinos a las calles y defendían a su representante con alegría. León recuerda con nostalgia la época del gobierno de Marcos Pérez Jiménez: Salían cañones que lanzaban flores y caramelos. La gente gritaba: Aquí es, aquí es. Enseguida, comenzaban a tirarles dulces. Se disfrazaba todo el mundo y se podía estar en la calle hasta el amanecer...

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