Creadores en el horizonte

Adiferencia de otras tradiciones culturales, los creadores venezolanos siempre han estado distantes del reconocimiento público. Hay excepciones, por supuesto, como la de haber tenido a un novelista como presidente Rómulo Gallegos o a un poeta cívico como estupendo orador del parlamento como Andrés Eloy Blanco. La intelectualidad francesa, inglesa, norteamericana o, para acercarnos más, mexicana goza de un protagonismo en los asuntos públicos que ya quisiéramos nosotros. Esto en parte obedece al poco aprecio por el estamento civil que tienen nuestros manuales escolares todos imbuidos en los fastos bélicos del siglo XIX, pero no sólo por eso. También ha habido una deriva por parte de nuestros creadores hacia el ostracismo, hacia el aislamiento. Se crea en casa y se lanzan las obras por la ventana, a la espera de que algún paseante las recoja. Todo el aparato que debería darle volumen a la producción de pensamiento, generalmente público, siempre ha trabajado a medias entre nosotros, y cuando mejor lo ha hecho. Hay una deuda muy grande entre creadores y público, una zanja infranqueable, y estos tiempos de dirigentes descerebrados y de ciudadanos extraviados muestran fielmente lo caro que se paga ese divorcio.Los sistemas educativos, las plataformas académicas, los dispositivos de reconocimiento tienen ya definida una agenda del futuro: hacer que esa convivencia sea cierta, palpable, y que redunde en ciudadanos verdaderamente soberanos, con ideas y cosmovisión propias. Nada más penoso que la cartilla que como loro repite un parlamentario de los de hoy: ideas muertas en cabezas huecas.Creo que al país le espera un ho rizonte en el que pueda reconocer y valorar a sus extraordinarios autores. Los tenemos en todos los campos. Y no sólo se trata de descubrir sus obras sino también sus vidas. Vidas muchas veces dolorosas, incompletas, amputadas, pero vidas que se entregaron a la conformación de un imaginario de nación, de cultura propia. Hay poetas sobresalientes que murieron sin saborear la grandeza de sus obras; igual ocurre con artistas o músicos notables. Mucha bibliografía se ha escrito en mejores tiempos, mucha documentación se ha recopilado...

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