La democracia venezolana vista desde la relación triangular: fuerza, poder y derecho

AutorMiriam Rincón de Maldonado; María Alejandra Fernández G.
PáginasSección de Teoría del Derecho Instituto de Filosofía del Derecho. Universidad del Zulia miriamdem1@cantv.net - marialeja24@hotmail.com
1. Generalidades

La democracia debe ser pensada en términos políticos, manteniendo una definición “mínima” en la que mantenga su especificidad vinculada al régimen político imperante en el Estado.

Es evidente que, entender la dinámica de la democracia exige, analizar las relaciones entre el régimen político y otras esferas sociales, como la economía o la interacción social; sin obviar la intervención de algunos actores externos al sistema, que si bien se mueven en el espacio político, actúan desatendiendo las reglas del sistema. Es claro que la dinámica de la democracia es incomprensible sin tomar en cuenta otros sectores del acontecer nacional.

Sin embargo, las influencias de esos planos no son directas ni evidentes y requieren ser analizadas y especificadas. La crisis económica y la violencia generan efectos diferentes en contextos políticos heterogéneos. En suma, es en la misma política, donde se deben encontrar los efectos políticos de las presiones e influencias provenientes de otras esferas.

Ahora bien, la democracia como forma de gobierno se instaura de forma definitiva en suelo venezolano en el año 1958 cuando es derrocado el entonces dictador Gral. Marcos Pérez Jiménez. Sin embargo, hay que acotar que instaurar y posteriormente consolidar la democracia en Venezuela constituyó una difícil tarea debido a que para aquel entonces en América Latina prevalecían los gobiernos de facto que habían instaurado regímenes dictatoriales.

La democracia venezolana ha atravesado distintas etapas desde su instauración, su consolidación, sus vicisitudes, quebrantamiento y su transformación en este nuevo siglo con la instauración de la llamada quinta república.

Por lo antes descrito, se requiere hacer referencia a los elementos de fuerza, poder y derecho como factores indispensables para el análisis de las sociedades democráticas puesto que éstos, como lo afirman Rincón y Parra (2003) nacen de la necesidad de regular el uso de la fuerza por parte de los órganos del Estado para evitar que se realicen excesos por parte de las autoridades y que pueden llevan a los Estados democráticos a la anarquía logrando en consecuencia que el derecho se distancie de su ideal de justicia. “Se considera que la fuerza debe estar a disposición del Derecho y no a disposición de los gobiernos de turno despóticos en los cuales se aprecia el fenómeno psicológico de la obediencia claramente diferenciada: el cumplimiento del derecho fundado en el respeto y el uso de la fuerza fundado en el temor. El derecho no debe representar una fuerza salvaje que se traduzca en el ojo por ojo y diente por diente sino más bien, en una fuerza que respalda y monopoliza el estado y que se legitima en el mismo derecho” (Rincón y Parra, 2003:109).

La Relación Triangular entendida como la vinculación existente entre la fuerza, el poder y el derecho se traduce en una complementariedad entre estos tres elementos, los cuales son necesarios para alcanzar una convivencia pacifica, la estabilidad y la seguridad jurídica del componente social al cual regula. El derecho como orden regulador de la conducta humana, posee estrecha vinculación con el ejercicio de la fuerza y la detentación del poder, siendo esta relación necesaria para la consecución del Estado democrático liberal. Cuando se define el Estado como Estado Social, de Derecho y de Justicia, no puede ser otra la afirmación de que en dicho concepto hace vinculación a la relación de los elementos antes indicados, cuya regulación lleva el único objetivo de resguardar el orden y la justicia con mecanismos reguladores.

De allí, que desde el punto de vista político y jurídico, se puede afirmar que cada uno de estos elementos que conforman la relación triangular se caracteriza por su bidireccionalidad dinámica. Se habla de bidireccionalidad porque comprende una interacción desde el gobierno hasta la comunidad y viceversa, en el entendido de trazar marcos legislativos de forma consensuada. Se dice también que es dinámica porque el Estado es el autorizado para ejercer el control de la fuerza que es la facultad de hacer cumplir las reglas de forma coercitiva y esa fuerza está regulada a su vez por el Derecho. Y, el derecho al ser positivizado a través del ordenamiento jurídico permite ejercer el poder a través de la autoridad legal competente o a través del uso de la fuerza pública (Rincón, Fernández y Rodríguez: 2005:133).

Es por todo lo descrito anteriormente que el presente trabajo busca abordar la democracia venezolana desde su instauración definitiva en 1958 hasta el presente, a objeto de determinar cómo ha sido la utilización de los elementos que conforman la relación triangular, para poder así definir el papel que dichos elementos han desempeñado en la instauración, consolidación y transformación de la democracia en Venezuela.

2. La Democracia Venezolana

A continuación se realizará una breve descripción de los principales acontecimientos que se han sucedido a lo largo de cada uno de los gobiernos de la democracia Venezolana, con la finalidad de poder determinar cuál ha sido el papel que la relación triangular ha desempeñado en la vida democrática del Estado venezolano.

2.1. Gobierno de Rómulo Betancourt (1959-1963)

El 23 de enero de 1958 representa para el pueblo venezolano un nuevo despertar y con él la llegada de la democracia al país. Con el derrocamiento del Gral. Marcos Pérez Jiménez, se instaura una junta cívico militar presidida por el contralmirante Wolfang Larrazabal. Esta junta cívico militar convoca a elecciones presidenciales en diciembre de 1958 donde resulta triunfador el Sr. Rómulo Betancourt.

Sin embargo, resulta conveniente acotar que la unidad nacional, como consigna para garantizar la transición a la democracia, constituía una gran presión para los principales partidos políticos y para sus líderes, debido a que representaba el clamor del pueblo venezolano.

La situación antes mencionada, conlleva al denominado Pacto de Punto Fijo firmado el 31 de octubre de 1958 en donde los principales actores políticos de entonces como lo eran los partidos políticos (AD, COPEI y URD), FEDECAMARAS, la CTV, la Iglesia, entre otros se comprometen en la lucha por el fortalecimiento de la democracia en el país. “Este documento de denso contenido político-filosófico, actúa sobre todas las variables que constituyen y conforman el nuevo sistema. Además precisa de los factores intersectoriales con afincada intención sobre los partidos políticos, proporcionándoles amplitud y autonomía y al poder militar defendiéndoles precisión y estrechez, con lo cual se le determina la función de guardián conservador que el liderazgo político consideró debía ser el nuevo papel que cumpliría el Ejercito ante la nueva realidad política (Machilanda, 1988:140).

Aunado a ello, el llamado Pacto de Punto Fijo, consagraba un clima de participación de todos los sectores del país en la defensa del régimen democrático, al igual, que hacía referencia a las conversaciones sostenidas por los partidos políticos para asegurar la consolidación de la unidad y de la tregua política. Igualmente, los firmantes del mismo, destacaban la participación de otras instituciones de la vida nacional, donde sobresalen los sectores independientes y las Fuerzas Armadas Nacionales.

En 1961, por otro lado, fue promulgada una nueva Carta Magna para Venezuela la cual se erigió como el documento fundamental que contenía las aspiraciones, los ideales, las preocupaciones y las experiencias de todo un movimiento político y social condensado en una fecha emblemática para Venezuela como lo fue el 23 de Enero de 1958. La Constitución de 1961, fue un instrumento de gran significación en la consolidación del sistema democrático en Venezuela debido a que ella contenía las principales prerrogativas de este nuevo sistema constitucional.

En opinión de Toro Hardy (1986:22) este nuevo proyecto buscaba una concertación que abarcara a las principales fuerzas organizadas del país, puesto que dichas fuerzas constituyen las bases estructurales sobre las cuales se sustentaba la democracia emergente, era perentorio, elaborar un conjunto articulado de mecanismos institucionales y funcionales que garantizaran una fluida y permanente comunicación entre dichas fuerzas, o al menos, entre aquellas que apoyaban la institucionalidad democrática.

En otro orden de ideas, hay que señalar que Betancourt asumió las riendas de Venezuela cuando el escenario internacional se caracterizaba por ser un mundo bipolar signado por la guerra fría. Aunado a ello, 1959 es el año del triunfo de la llamada revolución cubana comandada por Fidel Castro quien “se hizo pasar por demócrata y luego se confesó francamente comunista, prosoviético y antidemocrático. Se transformó de inmediato en líder indiscutido de la política expansionista de Moscú en la América latina. Para los comunistas venezolanos Fidel fue desde entonces su ídolo, añorando una revolución similar en Venezuela” (Zuloaga, 2001:5).

De esta idea ya planteada, el gobierno tiene que hacerle frente a una serie de situaciones violentas llevadas a cabo por los grupos subversivos locales inspirados en la revolución cubana y apoyados, tanto por Fidel...

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