Derecho, cine y literatura: Una propuesta para el estudio del Derecho Laboral

AutorCosimina G. Pellegrino Pacera
Páginas185-209

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Introducción

Con el propósito de rendir homenaje al profesor y amigo Fernando Parra Aranguren, uno de los más connotados juristas en la academia venezolana del Derecho Laboral, queremos presentar en las próximas páginas un tema que puede servir de guía, diferente y amena, para promover el estudio de esta rama jurídica a través del cine y de la literatura, y propiciar una renovación en las metodologías pedagógicas para la enseñanza de esta disciplina, tal y como lo hemos propuesto para el Derecho Administrativo a través de la literatura, y del Derecho en general1.

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Nuestro ensayo tiene como objetivo incentivar y promover el estudio del Derecho Laboral a través de estas expresiones artísticas con el propósito de analizar el ámbito jurídico desde una perspectiva humanista. Estas páginas recogen una breve reflexión sobre la relación que existe entre el Derecho, el cine y la literatura para mejorar el proceso de conocer-enseñar-aprender esta rama jurídica en las universidades.

A modo de demostrar la conexión que existe entre el Derecho Laboral, el cine y la literatura nos dedicaremos a reflexionar a partir de obras cinematográficas y literarias algunas temáticas que son campos de regulación de esta disciplina del Derecho.

1. La enseñanza del Derecho a través del cine y la literatura

La enseñanza de la Ciencia Jurídica en nuestras facultades de Derecho necesita buscar nuevas estrategias didácticas para una mejor formación de los profesionales del mundo jurídico; y el cine y la literatura son recursos innovadores en el estudio de temas prácticos, pues hacen posible una reflexión crítica del hombre y la sociedad que lo rodea.

Estamos conscientes que abordar temáticas artísticas en el Derecho resulta a veces cuestionables para la academia jurídica que se ha caracterizado por el formalismo y la rigidez de sus pensamientos y métodos de estudio, sin embargo, nos hallamos ante un nuevo contexto político, socio-económico y jurídico que implica importantes transformaciones en el propio conocimiento del Derecho y en su transmisión.

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Esta propuesta que presentamos no pretende rechazar la metodología tradicional, solo queremos coadyuvar a mejorarla a partir del cine y la literatura, pues son recursos atractivos y didácticos en la enseñanza del Derecho, en especial para la formulación de problemas y cuestionamientos jurídicos y filosóficos en el estudio de nuestra disciplina.

La relación entre ellos puede constituir una herramienta o técnica pedagógica apropiada para motivar a mirar desde otra perspectiva el mundo del Derecho. A partir de las obras fílmicas y literarias es factible desarrollar habilidades para el análisis y comprensión de los temas que representan. Las historias que el cine y la literatura nos ofrecen parten, en principio, de la observación de la realidad de la sociedad, y por ende, del hombre, a pesar que algunos puedan pensar que son recursos para escapar o alejarnos de nuestro mundo o realidad.

El cine y la literatura enseñan a ver qué y cómo somos; permiten autodescubrir las riquezas y miserias humanas. No hay un divorcio entre la vida, el cine y la literatura, más aún cuando las películas y las obras literarias son productos de la inventiva humana que dejan plasmadas en su desarrollo elementos del contexto histórico en que fueron creadas2. Son artes representativas de la realidad o cotidianidad, a pesar que a veces se valgan de historias ficticias.

El arte es un vehículo que desnuda la realidad compleja que nos rodea. “Es importante que el abogado, o el futuro abogado, esté familiarizado con las complejidades del ser humano y con las características de la cultura en que le toca vivir”3. El cine y la literatura tienen fines comunicativos. De hecho, cualquier filme u obra narrativa transmite un mensaje que nos hace reflexionar

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sobre las grandes dualidades humanas como el bien y el mal, el amor y el odio, la libertad y la esclavitud, la vida y la muerte, la paz y la violencia, etc.

Precisamente, estas dualidades humanas pueden ser apreciadas en la película de ciencia ficción: Elysium, de Neil Blomkamp, a partir de la cual critica las divisiones entre ricos y pobres de la sociedad, plantea una “división cósmica entre las clases”. Los ricos viven en una estación espacial orbital llamada Elysium, mientras que los pobres viven en una desconsoladora y destruida Tierra, en donde no tienen acceso al servicio de salud, que solo está reservado para los ricos en la estación espacial.

En la literatura, es la novela El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde, de Robert Louis Stevenson, que narra la historia de un médico que sometién-dose a sí mismo a un experimento, queda dividido en dos personas, una buena y otra mala. Asimismo, en La máquina del tiempo, de H.G. Wells, que relata la historia de un viaje a través del tiempo a partir del cual nos lleva a un país cuyas personas pertenecen a dos grupos: los “eloi” (élites), decadentes y ociosos, y los “morlocks” (proletarios), seres malvados que por la noche salen de sus escondites y devoran a los “eloi”. Wells plantea la separación social de clases entre burgueses y trabajadores4.

El cine y la literatura son medios que hablan de nosotros a fin de que nos identifiquemos con los personajes y situaciones, y de esta manera podamos extraer nuestras reflexiones sobre el ser humano como ser sociable por naturaleza.

Para la enseñanza del Derecho la utilización del cine y la literatura pueden ser importantes, pues son vehículos que permiten proyectar la autorreflexión de la vida y las crisis de sus sociedades y culturas. Pueden servir como catalizadores para descubrirnos, para pensar y aprender de nosotros.

Los géneros literarios y audiovisuales, es decir la palabra y la imagen en movimiento son “hermanos siameses” que pueden auxiliar el aprendizaje

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práctico del Derecho, pues presentan argumentos y situaciones que servirán de ventanas a los estudiantes y docentes para plantearse problemas y tratar de solucionarlos. De hecho, las tramas –sencillas o complejas– que desarrollan las obras literarias o los filmes pueden servir para formular hipótesis, independientemente, que puedan o no suceder en la vida real5.

En muchas ocasiones, estas expresiones del arte facilitan que el lector o espectador se ponga en el lugar del otro, y, por ende, a comprender mejor las pasiones humanas. Así, “Leer a Shakespeare, por ejemplo, nos ayudará mucho a entender las pasiones humanas, pues, como ha dicho Harold Bloom, él es prácticamente quien ha inventado al hombre tal como lo conocemos hoy”6.

Estos recursos de vanguardia utilizados en la actividad pedagógica del Derecho permiten, a nuestro entender, alcanzar un aprendizaje experimental pues son ventanas que dejan ver al Derecho en movimiento, coadyuvan a conectar el ámbito teórico con la realidad práctica, además de fomentar la creatividad y la imaginación.

Creemos que merece la pena que el cine y la literatura, valiosos testimonios de la historia, de la realidad de determinada cultura o estructura social, sean considerados en el marco de una formación completa del estudiante de Derecho.

Son testigos del mundo y, en ese sentido, se convierten en espejos donde se refleja la realidad social, además de participar en la construcción del conocimiento. El cine y la literatura ofrecen visiones del mundo; movilizan deseos y sensaciones; influyen en nuestras posiciones y percepciones de la realidad y nos ayudan a construir la sociedad7.

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Es el momento de que los estudiantes asuman la condición de ciudadano reflexivo, para lo cual proponemos lecturas y películas conscientes y creativas. No olvidemos que el cine y la literatura constantemente plantean temáticas polémicas como el aborto, la eutanasia, la homosexualidad, la bioética, entre otras, que abarcan un sinfín de cuestionamientos de carácter moral, religioso, social, político, cultural, etc., y que el Derecho no debe perder de vista. Son problemas latentes en cualquier sociedad humana.

La literatura puede entrenar a los abogados para que se acerquen a la vida, para que puedan comprender los sinsentidos y absurdos que a veces anidan en el alma. Algunas obras nos explican con lujo de detalles los diversos procesos mentales y las circunstancias sociales que han estado presentes en la comisión de un hecho atroz, como ocurre en la novela Native Son (Sangre negra) de Richard Nathaniel Wright, en la cual presenciamos el cúmulo de circunstancias, y algunos elementos irracionales personalísimos del protagonista, que lo llevan a cometer dos horribles asesinatos…8.

Hay que advertir que el estudio y análisis jurídico a partir del cine y la literatura así como del resto de las expresiones artísticas, también supone dar entrada al factor emocional en la enseñanza. Al respecto, el uso de estas herramientas “en la docencia suelen tener dos repercusiones positivas. En primer lugar, favorecen que un estudiante pueda sentirse interesado por un tema jurídico. Y en segundo lugar, pueden servir para que comprenda mejor la materia que se esté tratando”9.

El cine y la literatura tocan las fibras de las personas. De hecho, hay ciertos temas inherentes a la naturaleza humana que requieren especial cuidado, pues las pasiones que despiertan son muy fuertes. “El problema con las emociones es que tienen un espectro muy amplio: pueden empujarnos hacia el odio

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como hacia el amor; llevarnos de la segregación racial al activismo contra el apartheid; nos mueven a la humildad o a la arrogancia...”10.

Son múltiples los temas que pueden ser discutidos y analizados a través del arte, pues el arte trata de comprender los enigmas fundamentales de la sociedad. Son abundantes las películas y las obras literarias, clásicas o no, en las que los temas...

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