El despecho de Harry Belafonte

Hojeando el libro My song: a memoir de Harry Belafonte, hice lo que habría hecho cualquier venezolano masoquista: ir directo al índice alfabético y buscar la Ch de Chávez para leer las impresiones del respetado actor, músico y activista político sobre su viaje a la República Bolivariana de Venezuela. Nacido en Harlem, Nueva York, en el año 1927, Belafonte en la década de los cincuenta, gracias a películas como Carmen Jones, fue el primer galán negro de Hollywood en una era en la que la segregación racial en Estados Unidos era la norma. Pero el guapo Harry, relacionado con movimientos sociales desde la adolescencia, no se conformó con ser el muchacho de la película bajo los cánones del hombre blanco; por eso, una vez alcanzada la fama y la independencia económica, creó su productora para hacer películas en las que la experiencia afroamericana no fuera un estereotipo. Eventualmente, la pasión de Belafonte por la po lítica pudo más que el cine y la música, se retiró del mundo del espectáculo para dedicarse al activismo social, y fue colaborador del reverendo Martin Luther King Jr., y años después, el más fiero crítico de George W. Bush. En la Ch de Chávez en las memorias de Belafon te encuentro a la idealista estrella sumergida en una crisis tras su segundo divorcio, que lo había dejado en una precaria situación económica, tanto que el Metro volvía a ser su medio de transporte. Qué mejor manera de sacudirse la depresión posdivorcio que uniéndose en enero de 2006 al viaje de seis activistas sociales a Venezuela para conocer la verdad del proceso revolucionario tan vilipendiado por los medios de comunicación en America. Cada activista norteamericano invitado a Mira flores llevaba una propuesta bajo el brazo, esperando que las arcas...

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