Dos venezolanos

En estos días, en los cuales ha vuelto a ser noticia Carlos, Ilich Ramírez, he recordado algunos episodios que lo hicieron famoso. En particular el secuestro de los ministros de OPEP, en el cual dos venezolanos fueron protagonistas. Por una parte, el propio Carlos, luego denominado el Chacal, jefe del comando de secuestradores, y, por la otra, el ministro de Energía y Minas de Venezuela de ese entonces, Valentín Hernández Acosta. Resulta que, como eran compatriotas, les tocó negociar el destino que esperaba a los ministros petroleros. Hacía poco Valentín Hernández había negociado la nacionalización de la industria petrolera. De manera que ante el jefe del comando tenía la autoridad moral que le confería haber realizado el mayor acto nacionalista que ha tenido lugar en nuestra historia. Como, además, hablaban el mismo idioma, los otros ministros de la OPEP le encargaron al venezolano que los representara. Cuando estuvieron frente a frente, Hernández le preguntó al Chacal: ¿Le vas a hacer esto al ministro de la nacionalización petrolera? Fue una primera aproximación para hacer el encuentro menos tenso. Cuando varios años después Valentín me contó el episodio, yo largué una carcajada. Él se extrañó. Le expliqué que me reía porque era la primera vez que lo oía referirse a sí mismo como el ministro de la nacionalización. Y le comenté que imaginaba que había cometido ese sacrilegio porque así estaría de asustado. El cuento anterior requiere ex plicar que cuando Carlos Andrés Pérez ganó las elecciones en diciembre de 1973, en los altos círculos políticos de AD ya se sabía que en ese período presidencial se nacionalizaría la industria de los hidrocarburos, viejo sueño del partido y de sus fundadores desde que se asomaron a la vida política. Por eso cuando se iba a seleccionar al ministro de minas e hidrocarburos se temía que si se elegía a alguien con aspiraciones políticas la gloria que alcanzaría la utilizaría para hacerse un héroe nacional. De hecho, toda Venezuela apoyaba la medida, de manera que la Ley de Nacionalización se aprobó por unanimidad en un Congreso que abarcaba desde los comunistas hasta los personajes más conservadores. En vista de lo anterior, los máxi mos líderes del partido concluyeron que el ministro del ramo debía ser un técnico independiente, buen negociador y capaz de mantener un bajo perfil público. Rómulo Betancourt propuso, me consta, a Valentín...

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