Exxon Mobil

La semana pasada, Exxon Mobil --con ingresos de 450.000 millones de dólares sí, 450.000 millo nes-desplazó a Wal-Mart como la empresa más grande del mundo. La mayoría de los países no cuentan con ingresos anuales de esa magnitud. También la semana pasada, Steve Coll, un acucioso periodista de investigación, publicó un libro en el que venía trabajando desde hace años: El imperio privado. El libro analiza cómo, en la década de los noventa, Exxon Mobil --una empresa que ya era grande-sentó las bases para convertirse en el gigante que hoy es. Coll se especializa en abrir al público organizaciones impenetrables. Sus dos libros anteriores escrutaron la actuación de la CIA en Afganistán y a la familia Bin Laden. Investigar sobre Exxon no sólo resultó más difícil que informar sobre los Bin Laden, sino que fue aún más difícil que indagar sobre la CIA, afirma Coll. Exxon tiene una cultura de intimidación... ponen a la gente nerviosa, hacen que se les tenga miedo, añadió. En este caso, sin embargo, Exxon Mobil se ha topado con un tenaz e inteligente reportero que no se deja intimidar. Coll recorrió el mundo, entrevistó a más de 400 personas, obtuvo documentos secretos y parece haber leído todo lo que existe en bibliotecas, archivos, tribunales y medios de comunicación sobre la empresa y las organizaciones con las que interactúa. Este esfuerzo ha culminado en una historia de suspense que revela un apasionante juego de poder, dinero y política en las más altas esferas internacionales, y con apuestas muy fuertes. La esencia de esta historia es que el negocio de Exxon Mobil --la búsqueda, explotación y venta de petróleo y gas-es enormemente costoso y arriesgado. Requiere de inmensas inversiones que sólo dan resultados a largo plazo. Las inversiones de Exxon en un yacimiento sólo son rentables si logran explotarse cuarenta años o más, escribe Coll. Y en ese periodo, Estados Unidos cambia de presidente y de política exterior y energética por lo menos media docena de veces. En el extranjero es aún peor: los golpes de Estado, las revoluciones y la violencia provocan cambios más frecuentes y drásticos. Sus enormes montos y su largo periodo de recuperación hacen que estas inversiones y las empresas que las efectúan sean muy vulnerables a la volatilidad. En los agitados años noventa se transformó el mercado mundial. Tras la caída de la Unión Soviética, muchos países hasta entonces cerrados se abrieron a la inversión extranjera...

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