Fe de vida

Esperar junto a este mar en el que nacieron las ideas sin ninguna idea. Y así tenerlas todas. Ser solo la brisa en la copa del pino grande, el aroma del azahar, la noche de las orquídeas en las calas olvidadas.Solo permanecer viendo el ave que pasa y no regresa; quedar esperando a que el cielo amarillo arda y se limpie con los relámpagos que llegarán saltando de una isla a otra isla.O contemplar la nube blanca que, no siendo nada, parece ser feliz.Quedar flotando y transcurriendo de aquí para allá, sobre las olas que pasan, como remo perdido.O seguir, como los delfines, la dirección de un tiempo sentenciado.Ser como la hora de las barcas en las noches de enero, que se adormecen entre narcisos y faros.Dejadme, no con la luz del conocimiento que nació y se alzó de este mar, sino simplemente con la luz de este mar.O con sus muchas luces: las de oro encendido y las de frío verdor.O con la luz de todos los azules.Pero, sobre todo, dejadme con la luz blanca, que es la que abrasa y derrota a los hombres heridos, a los días tensos, a las ideas como cuchillos.Ser como olivo o...

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