Hijos de la liquidación

Hace poco nos reunimos cinco amigos a procesar el trancazo del 26-S. To dos en edades comprendidas entre los 40 y los cincuenta y pico. Desde el bachillerato, militantes de diferentes organizaciones de la izquierda venezolana. Es decir, seguidores, de una u otra manera, de esa dirigencia que, ya para los ochenta decidió, cada cual a su manera, liquidar esa izquierda histórica que venía de medio recuperarse de aquella derrota, también histórica, de los sesenta.

Habíamos sido reformistas o ultrosos. Era igual. Ya para cuando se produce lo que para mí fue la prueba de fuego del éxito de aquella liquidación, el 27 de febrero de 1989, ninguna izquierda supo qué hacer con eso. La crisis y el levantamiento de las masas se habían convertido en el mejor de los casos, en clichés, fórmulas rituales para la confirmación de los fieles. Luego, cuando las chiripas apoyaron a Rafael Caldera, se recon firmaba aquella liquidación.

En los cuarteles, mientras tanto, unos jóvenes oficiales se juramentaban ante el Samán de Güere. ¿De modo que el movimiento bolivariano fue también, y entre otras cosas, expresión de esa liquidación? Lo fue en el 92 y, luego con mayor claridad, a partir del 1998. De alguna manera el liderazgo de Chávez fue el precio que tuvo que pagar la izquierda, por aquella liquidación. Por la pérdida de perspectivas, por el agotamiento político y hasta físico de Moisés Moleiro, Teodoro Petkof, Douglas Bravo, Alfredo Maneiro y otros más por ahí. Y eso que, bien visto, era la realización de muchas anticipaciones de ellos. Era un socialismo de arpa, cuatro y maracas, un socialismo democrático la alianza cívicomilitar-religiosa.

Hay que decir, además, que Chávez mismo es de esta generación de la liquidación. Por eso se organizó por su cuenta.

Tomó de aquí y de allá. Pronto se dio cuenta de que esos dirigentes izquierdistas no daban ya más. Que él representaba lo nuevo frente a aquellos bueyes cansados. Se infló, se hizo centro, las circunstancias lo hicieron centro, sigue siendo el centro, de algo que sólo desde 2006 él mismo se atrevió a llamar chavismo, adoptando la etiqueta que ya circulaba popularmente, periodísticamente desde hacía tiempo, como el nombre de una incógnita. Desearíamos que no fuera signo de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR